Lo que no te puedes perder en El Burgo de Osma (incluidos los torreznos)

A tiro de piedra del discurrir del Duero y a dos pasos del Cañón del río lobos, esta villa soriana atrae por su portentosa catedral, sus rincones típicamente castellanos y su oda a los productos del cerdo.

Por ELENA ORTEGA

El Burgo de Osma ha sido un enclave importante a lo largo de la historia. Por él discurría la vía romana que unía Zaragoza y Astorga, luego fue elegido como sede catedralicia, lo que le traería un desarrollo medieval y un próspero comercio, y en el Renacimiento llegó a tener ¡una universidad! Hoy a este pueblo soriano de casi 5000 habitantes, declarado conjunto histórico, se viene a disfrutar de su patrimonio, a degustar su gastronomía y a perderse por el cañón que queda próximo.

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Los ríos Ucero y Abión, afluentes del Duero, se aproximan casi hasta sus murallas, levantadas en el siglo XV para proteger la villa. De la fortificación se han recuperado tramos como la puerta de San Miguel, que da acceso al burgo medieval, un interesantísimo conjunto monumental de sabor castellano.

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La catedral gótica, aunque de origen románico, es su gran monumento, en la que sobresale la torre barroca. En su interior podemos ver verdaderas joyas, como su retablo mayor de Juan de Juni, un conjunto de rejas del siglo XVI o la tumba de San Pedro de Osma. El antiguo edificio del ayuntamiento fue agregado a la catedral posteriormente para conformar la sacristía. En ella se expone una colección de códices, entre los que se encuentra el Beato de Osma, un texto medieval que contiene comentarios al Apocalipsis del Beato de Liébana.

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Frente a la catedral de la Asunción, la calle Mayor, reflejo de la autenticidad castellana, se pierde en soportales que vertebran el centro del pueblo. Entre sus columnas de piedra donde comerciaban agricultores y artesanos encontramos algunas tiendas que exhiben torres de torreznos en sus escaparates.

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La misma calle en la que se encuentra el Palacio Episcopal, que alberga el archivo diocesano, conduce hasta la plaza Mayor, también porticada y otro estupendo ejemplo de construcción castellana. El antiguo hospital de San Agustín, actual Centro Cultural de la Villa, y el ayuntamiento marcan sus extremos. En medio se da cita la vida local, especialmente durante los días de buen tiempo, en los que la plaza aparece sembrada de terrazas.

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¿UNIVERSIDAD O BALNEARIO?

A mediados del siglo XVI se fundó fuera de las murallas la Universidad de Santa Catalina, donde se impartían las disciplinas de Derecho, Teología, Medicina y Filosofía. En la actualidad sus instalaciones acogen el lujoso hotel balneario Castilla Termal Burgo de Osma (castillatermal.com) en el que merece la pena alojarse para apuntarse a una de las visitas guiadas que realizan a diario para sus huéspedes. El edificio conserva la fachada original de estilo plateresco y un patio renacentista cubierto por una cúpula de cristal. El balneario, que se ubica en el sótano, se nutre de las aguas del manantial de Santa Catalina, con propiedades mineromedicinales y termales. Y la sala del circuito de contrastes está inspirada en la ermita de San Baudelio, de Casillas de Berlanga. El hotel, además, es una buena opción para degustar la gastronomía y los vinos de la tierra y de la propia cosecha.

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LOS MEJORES TORREZNOS DE ESPAÑA

A El Burgo de Osma también se va a disfrutar de los sabores tradicionales, empezando por los torreznos sorianos, que tienen buena fama. Los podemos probar en la cervecería Alquimia, en la plaza de Santo Domingo, y en el Mesón Círculo, en la calle Mayor, uno de los templos de este producto. Si queremos llevárnoslos como recuerdo, en esta misma calle abren las tiendas de Angelines y La Alacena, donde también venden mermeladas, vinos, aceites o quesos. En La Casita podemos hacer acopio de dulces. Y otro buen lugar para comprar chorizos, pancetas adobadas, embutidos y torreznos es Tierras del Burgo, Uxama  (tierrasdelburgo.es/uxama), en el kilómetro 215 de la carretera nacional.

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Para degustar torreznos en la mesa, junto a otros platos de la cocina de la tierra, están los restaurantes Tinta y Leña (restaurante-tintoylena.com) y Virrey Palafox (virreypalafox.com), todo un referente de la restauración castellana por las populares Jornadas de la Matanza que organiza durante los fines de semana de febrero y marzo.

OSMA Y UXAMA, MUY CERQUITA

Siguiendo el curso del río Ucero, a algo menos de 2 kilómetros del pueblo, la ciudad de Osma guarda otras visitas imprescindibles, como la iglesia de Santa Cristina, con una portada renacentista, y, frente a ella, el puente romano de la Torre del Agua, que cruza el río y da acceso al castillo de Osma. En lo alto de un cerro, esta fortaleza del siglo X ofrece bonitas vistas del entorno.

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A las afueras de la villa, el yacimiento de la ciudad celtíbero-romana de Uxama, en la colina del Castro, marca los verdaderos orígenes de Osma. Entre sus vestigios podemos contemplar una cisterna, un acueducto o el posible foro de la ciudad.

UNA ERMITA EN UN CAÑÓN

La localidad de Ucero, a 18 minutos en coche, es la puerta de entrada al Cañón del Río Lobos. Desde su castillo templario es posible contemplar el pueblo y parte de este parque natural de sorprendentes paisajes y belleza extraordinaria. Durante miles de años, el río Lobos esculpió un profundo desfiladero de roca caliza perfilando cuevas y acantilados a su paso. Los árboles de hoja caduca y las sabinas de la ribera contrastan con los verdes pinos que pueblan las zonas más altas del cañón.

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La senda que discurre junto al río conduce, en apenas 1 kilómetro, al corazón del cañón, donde se levanta la ermita románica de San Bartolomé. En sus paredes kársticas de 200 metros de altura anidan buitres leonados y águilas reales. La formación más llamativa es la Cueva Grande, desde la que se tienen las mejores panorámicas. Desde aquí es posible seguir adentrándose en los 25 kilómetros de cañón para disfrutar en soledad de la Soria más desconocida.

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En este mismo entorno, es posible pasar una noche bajo las estrellas del cielo soriano en una de las tiendas geodésicas del Glamping Cañón del río Lobos (campingriolobos.es/glamping), con capacidad de 2 a 4 personas y todo lo necesario para disfrutar de una experiencia única. Al día siguiente, la Fuentona de Muriel y el sabinar de Calatañazor cierran este triángulo de naturaleza en la comarca de Tierras del Burgo.

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