Vigo en 48 horas, mucho más que luces

Que esta ciudad se ha puesto en el mapa gracias a su alumbrado navideño es ya bien sabido, que las Cíes quedan ahí al lado, también, que aquí, como en toda Galicia, la gastronomía es de 10, por supuesto. Pero si eres de los que desconocen todo lo demás sobre Vigo, dos días serán suficientes para enamorarte de ella.

Por ESPERANZA MORENO

DÍA 1

MAÑANA

Para tener una primera imagen de Vigo, de su emplazamiento y también de sus dimensiones, el mirador de monte de A Guía, en medio de un bosque de robles y con una ermita en lo alto, ofrece una de las mejores panorámicas de la mayor ciudad de Galicia, con las islas Cíes al fondo y el impresionante puente atirantado de Rande al final de la ría.

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Imitando a los vigueses, que tienen como punto de encuentro la farola de Urzáiz, al inicio de la peatonal calle del Príncipe, iniciaremos en ella nuestro recorrido. Aquí justo se encuentra la primera de las paradas: MARCO (marcovigo.com), un edificio que antes fue cárcel y juzgado y ahora museo de arte contemporáneo, con exposiciones temporales. Adentrándonos en la zona de compras más popular de la ciudad llegaremos a la plaza Porta do Sol, que en otro tiempo era una de las entradas a la antigua ciudad amurallada, y hoy es el corazón de Vigo. A la espera de que se remate su peatonalización y se pueda disfrutar de ella y de sus edificios eclécticos sin coches ­–las casas Ledo, Pardo Labarta, antiguo Hotel Moderno y Simeón–, lo que sí nos llamará la atención será El Sireno, la popular escultura que la preside, un híbrido de hombre y pez que representa la unión de los vigueses con el mar y es símbolo de la ciudad.

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Otro que se convirtió en símbolo por error es Dinoseto, un arbusto con forma de dinosaurio que se encuentra a solo unos pasos, en la plaza de la Princesa, presidida por la fuente del Angelote, que conmemora la Reconquista de Vigo, un hecho histórico que también se recuerda con una fiesta cada 28 de marzo. Estamos en pleno centro y la siguiente parada es la plaza de la Constitución, de época medieval, con soportales bajo sus edificios del siglo XIX donde se cobijaban los vendedores y ahora acogen bares con terraza para tomar algo. De un vistazo veremos el antiguo ayuntamiento, hoy sede de la Casa Galega de la Cultura, y la bonita casa barroca de Pereira de Castro, en el ángulo de la calle Triunfo.

El paseo por la rúa Cesteiros nos llevará hasta otra plaza encantadora, la de Almeida, donde está la Casa de Ceta, la más antigua de la zona histórica y sede del Instituto Camoes de la lengua portuguesa. De ella pasamos a la de la Iglesia, a la que abre sus puertas la concatedral de Santa María, para acabar en la plaza da Pedra que, como todas las de la ciudad, tuvo un importante papel como lugar de comercio, y ahora acoge un mercado tradicional. ¿Y cuál es el mejor remate al paseo? Pues abrir boca degustando la joya gastronómica de la ría en la calle Pescadería, que todo el mundo conoce como la de las Ostras.

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A 5 minutos andando, Maruja Limón nos tienta con sus creativas propuestas a la mesa, que le han hecho merecedora de una estrella Michelin y 2 soles en la guía Repsol. Pero si queremos algo más informal también podemos optar por The Othilio Bar (theothiliobar.blogspot.com) o Malauva Wine Bar (Baixada Fonte, 12).

TARDE

Para bajar la comida recorreremos la avenida da Beiramar, junto al puerto deportivo, viendo amarrados los barcos del club náutico, los que zarpan con destino a las islas Cíes y algunas de las esculturas que han hecho de Vigo un museo al aire libre, como las de El Bañista, el monumento a Julio Verne o El Nadador. También podemos subir a la terraza del centro comercial A Laxe para balancearnos en el nuevo columpio que se ha instalado en ella, una atracción de cuatro metros de altura con unas vistas espectaculares a la ría, sobre todo al atardecer.

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Para vistas las de la noria gigante de 60 metros de altura situada en la Alameda, la reina de las atracciones de ese gran parque de ocio navideño en el que se ha convertido Vigo en estas fechas. En este mismo entorno encontraremos el tradicional mercado navideño Cíes Market, un tobogán de nieve artificial en los jardines Eugenio González de Haz, un carrusel clásico veneciano…

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Apúntate a un tour navideño por Vigo

El cuerpo lo templaremos en el entorno de la calle de Urzaiz, tomando un chocolate con churros en Filipo (churreriafilipovig.wixsite.com/misitio) o en Qué Churros (quechurros.com), y luego seguir empapándonos de espíritu navideño, porque también hay atracciones en la zona de Rosalía de Castro, en la plaza Mestre Prudencio Rodríguez… La gran novedad este año es subirse a O Barco do Nadal y realizar una travesía de 90 minutos por la ría de Vigo acompañados de Papá Noel y el paje de los Reyes Magos. El viaje se ameniza con un vino caliente con pastas y música de DJ (mardeons.es).

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Para cenar, elegimos De Tapa en Cepa y su cocina inspirada en productos de cercanía en dos espacios a elegir, uno más informal y otro más íntimo. Y para dormir, buena elección es el Pazo de los Escudos (pazolosescudos.com), un cinco estrellas que ocupa una construcción típica gallega en el barrio de Alcabre, rodeado de jardines y junto a la playa Do Carril donde despedirnos del primer día en la ciudad y planificar el siguiente. Más céntrico, de líneas minimalista y diseño, Eurostars Mar de Vigo (eurostarshotels.com), uno de los últimos en abrir sus puertas en la ciudad.

DÍA 2

MAÑANA

Como estamos junto al mar, casi es obligado dedicar unas horas a estar en la playa de Samil, la más famosa y más grande de la ciudad, con un kilómetro de largo. A solo 15 minutos del centro histórico, es perfecta para dar un paseo, pues los inviernos son suaves en Vigo.

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El resto del día nos centraremos en callejear por el ensanche de la ciudad, admirando multitud de ejemplos de su arquitectura señorial construidos en el siglo XIX, cuando Vigo comenzó a extenderse más allá de las murallas medievales. La milla de oro la encontramos entre las calles Policarpo Sanz, la avenida García Barbón –su continuación y donde se levanta el teatro del mismo nombre, obra del arquitecto Antonio Palacios– y Rosalía de Castro.

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También por esta zona encontraremos excelentes lugares para hacer una parada gastronómica en el recorrido. En la carta de Morrofino Taberna (morrofinotaberna.com) brilla el producto local y se hace un guiño a la cocina sudamericana. Casa Marco (restaurantecasamarco.es) triunfa con sus recetas de cocina gallega con productos de temporada. Y en Silabario, que forma parte del universo estrellado Michelin, podemos degustar su cocina de mercado de martes a viernes por solo ¡25 €! O en fin de semana, desde 45 €. Todo un lujo.

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Para la última tarde, buena idea es entregarnos a las compras por la calle del Príncipe, la más comercial de la ciudad. Y si nos apetece un dulce navideño acercarnos a la panadería pastelería El Trigal (eltrigal.com), que desde hace 30 años elabora con mimo sus productos artesanales, entre ellos polvores, roscones, panettones o stollen, el pan alemán, todo muy navideño. También acertaresmos en Niza (Zamora, 19) o a cualquiera de las tiendas de Sémola (semola.es), que cada estación ofrece nuevas propuestas.

Al ponerse el sol, nos despedimos de Vigo como la descubrimos, desde sus miradores, el más próximo del Olivo, en el paseo de Alfonso XII, o tomando altura para llegar al monte de O Castro, en el mismo lugar donde nació la ciudad y se cuenta su historia.

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