Experiencias originales (y con raíces) para descubrir el corazón de Andalucía

De Carmona a Alcalá la Real enlazamos en una ruta varios pueblos andaluces monumentales. Aunque rebosantes de motivos por los que ser descubiertos, en cada uno de ellos vivimos en primera persona algunas de sus tradicionales más arraigadas.

Por CRISTINA FERNÁNDEZ

Existe una ruta que enlaza diez pueblos monumentales de Sevilla, Córdoba y Jaén. Su nombre es Caminos de Pasión, y su objetivo, descubrir hermosos enclaves con acento sureño que, además de vivir de manera singular las fiestas de Semana Santa, derrochan historia, patrimonio, cultura, naturaleza, gastronomía y grandes tradiciones. Nos fijamos en estas últimas para emprender una ruta en coche en la que sentir y vivir, de la misma manera que lo llevan haciendo toda la vida sus habitantes, la esencia más pura de Andalucía.

CONOCER LA TRADICIÓN ALFARERA DE LUCENA

Lucena, en el sur de la provincia de Córdoba, es conocida como «la Perla de Sefarad» tanto por su enorme huella judía como por conservar gran parte de aquel legado sefardí que se halla presente, por ejemplo, en su necrópolis judía, la más grande de la península ibérica.

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En este pueblo, el arraigo a las tradiciones prevalece a pesar de los tiempos, y la figura del artesano, incluso en pleno siglo XXI, lucha por mantener la profesión heredada de sus antepasados con orgullo y maestría. Es el caso de la familia Granados, ceramistas desde hace ya nada menos que ocho generaciones. María y su hermano Isidoro son los que regentan el negocio hoy día, aunque su padre, Isidoro, ya jubilado, pasa por él para quitarse el gusanillo.

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Su tienda-taller se halla a la entrada al pueblo (Crta. Córdoba-Málaga, km 75,5), y allí se les puede encontrar, entre cientos de figuras y objetos de cerámica, a casi cualquier hora del día. Mientras Isidoro da forma a la arcilla, María se encarga de pintar las piezas con delicadeza y esmero. Hacerles una visita es fundamental para conocer un poco más sobre este tradicional oficio arraigado en la localidad ¡desde época romana!

VISITAR UN TALLER DE BORDADO EN ÉCIJA

Écija, la ciudad de las once torres, no es solo famosa por sus iglesias y conventos, también lo es por su pasado romano -del que se puede aprender todo en su completísimo Museo Arqueológico-, y por sus hermosas casas-palacio repartidas por el casco histórico de la ciudad. Pero, además, en Écija hay un lugar de visita obligada de lo más auténtico: el taller de bordado de Jesús Rosado (Zamoranos, 36), arte en estado puro.

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Comenzó a bordar nada menos que con 14 años en unos tiempos en los que no estaba bien visto que un hombre se dedicara a tareas «de mujeres». A pesar de los prejuicios, aquel chico rubio de ojos azules se haría un hueco tan grande, que en los 90 acabaría abriendo las puertas de su propio taller, en el que hoy trabaja con un equipo de 16 personas.

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El arte de bordar requiere paciencia, pero también de algo más, ese don que solo los artistas llevan dentro y con el que, puntada a puntada, manejan los hilos para dar forma y volumen a verdaderas obras de arte. La mayor parte de los encargos que aquí se atienden proceden del gremio religioso –desde la restauración de mantos de vírgenes a los palios de las procesiones–, aunque también hay espacio para la alta costura, para el mundo taurino –sobre todo, capotes de paseo- o vestidos de novia.

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ASISTIR A UNA CLASE DE INICIACIÓN A LAS BULERÍAS EN UTRERA

Si existe un rincón de la provincia sevillana que suena a flamenco, ese es Utrera. Cuna de grandes cantaores y artistas, aquí se celebra el festival más antiguo de España dedicado a este arte: el Potaje Gitano, que lleva rindiéndole homenaje nada menos que desde 1956.

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Para aprender un poquito más sobre este fascinante mundo, no es mala idea ponerse en manos de Agui Arenas, que desde su academia (callejón del Capellán, 1) ilustra con su arte en forma de baile las claves para comprender el sentir por bulerías. Con paciencia, frente al espejo, y con el acompañamiento de una guitarra flamenca de fondo, Agui repite una y otra vez los pasos básicos para arrancar el zapateo. Y, cuando este va tomando un sentido, pasar al turno de las manos. Al finalizar se habrá disfrutado y aprendido las bases de una de las tradiciones más bellas de Andalucía.

CATAR LOS VINOS CON MÁS SOLERA EN PUENTE GENIL

Es entrar en Bodegas Delgado (bodegasdelgado.com) y que el olor a vino, ese que fermenta y madura en las botas de roble americano que se apilan a lo largo de sus salones, embriague sin control. La visita por el origen y presente de este templo del licor viene de la mano de Javier Álvarez, gerente de la empresa, que se afana en explicar a cada visitante los detalles de cómo se produce uno de los caldos de más renombre en Andalucía: la D.O. Montilla Moriles, que abarca 17 municipios de la provincia cordobesa, y Puente Genil, por supuesto, es uno de ellos.

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Mientras se recorre el albero humedecido que cubre el suelo de las bodegas se es ilustrado acerca del sistema de criaderas y soleras por el que se trabaja el vino. Es el momento de aprenderlo –y entenderlo- todo sobre conceptos tan ajenos como el velo de flor, la crianza biológica o la oxidativa.

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Una vez asimilada la teoría, llega el momento de la práctica. En un salón contiguo los catavinos serán rellenos con el elixir que tanta fama ha cosechado. El único problema aquí será decidirse si uno se decanta más por el fino, el amontillado, el oloroso o uno de sus vinos dulces. ¿Lo más curioso? A pesar de que cada uno adquiere un cuerpo y sabor completamente diferentes, todos proceden de una misma uva: la pedro ximénez.

PASEAR POR CAMPOS DE ALOE VERA EN CARMONA

En una tierra gobernada, sobre todo, por los omnipresentes olivares, Andrés López, un ingeniero agrónomo al que le gusta arriesgar y probar cosas nuevas, se decidió hace unos años a apostar por esta planta tan poco común por estos lares como es el aloe vera. Y le está yendo genial. Para conocer su proyecto de cerca y charlar sobre sus aventuras sobre el terreno, hay que acercarse hasta el Cortijo Las Coronas (cortijolascoronas.com), a las afueras de la sevillana Carmona. Probablemente se le encuentre descansando en el patio de la casa, entre plantas de aloe y sosteniendo una pequeña copa de limoncello de aloe en las manos.

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Su aventura con esta planta arrancó en 2010 en lo que eran 200 hectáreas dedicadas al cultivo tradicional. Hoy, con su producción, crea propuestas relacionadas tanto con la cosmética como con la nutrición y la salud. Las propiedades del aloe son inmensas. Y a Andrés le gusta hablar del tema mientras pasea entre las plantaciones, las mismas en las que ha colocado decenas de muebles antiguos, desde sillas hasta sofás, en los que uno puede sentarse para disfrutar de la naturaleza en estado puro.

APRENDERLO TODO SOBRE LAS CERVEZAS ARTESANALES EN ALCALÁ LA REAL

Las vistas a la fortaleza de La Mota y al entramado de callejuelas que conforman Alcalá la Real son lo primero que llama la atención cuando se llega a Tierra de Frontera (tierraadefrontera.es), la primera fábrica de cerveza artesanal que, ya en 2010, abrió sus puertas en Jaén.

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En aquellos años, eso sí, las instalaciones se encontraban en un lugar con menos encanto, por eso cuando tuvieron la oportunidad de mudarse a este mirador, Pedro Gutiérrez y Adora Villegas, sus fundadores y propietarios, no lo pensaron dos veces, desde aquí las cervezas seguro que sabrían mucho mejor.

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Y desde luego que acertaron, aunque más que por las vistas, el exquisito sabor de sus creaciones se debe al cariño que le ponen a cada uno de los pasos del proceso de elaboración, los cuales explican al detalle a todo aquel que se anime a hacer una visita guiada a su fábrica. ¿Lo mejor? Además de aprender las diferencias entre las diversas variedades de cerveza –qué es una Pale Ale, bautizada como Tierra de Frontera; una Golden Ale, llamada Mariloli; o una Brown Porter, conocida como Piconera–, se puede hacer una cata maridada que sabe a gloria.

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