Guillermo de Inglaterra revela su truco para que sus hijos se vayan a dormir

Por Juditha Triumphans

Por muy tarde que sea, la hora de irse a dormir siempre llega demasiado pronto para los niños, que buscan mil excusas para dilatar el inoportuno momento: un imperioso vaso de agua sin sed; un último bocado sin hambre; una búsqueda pertinaz de algún tesoro perdido; un laaaargo beso de buenas noches, que no es sino un reñido pulso a ver quién aguanta más despierto, hasta que se (nos) caigan los ojos de puro cansancio (alguna vez a los padres antes que a los hijos), etcétera, etcétera, etcétera. Mil pretextos que Guillermo de Inglaterra ya no oye en casa. Como lo leen. El Príncipe guarda un as debajo de la almohada para conseguir que sus tres hijos, ¡tres!, se vayan directos a la cama sin rechistar, tal y como desveló ayer durante su visita al sur de Gales.

Aunque los Duques de Cambridge tenían muchos compromisos en mente, sus pequeños nunca estuvieron lejos de sus pensamientos. Durante el rato que permanecieron en una heladería local, en la que los Duques charlarían con padres y cuidadores sobre la vida en Mumbles, los príncipes George, Charlotte y Louis terminaron centrando la conversación como casi todas las veces. Y es que el príncipe Guillermo descubrió a un niño leyendo Room on de Broom (¡Cómo mola tu escoba!) de Julia Donaldson y no pudo aguantarse: “Se lo leo a nuestros hijos todo el tiempo”. El libro favorito de los Cambridge cuenta la historia de una bruja que va recogiendo animales y los sube a su escoba mágica hasta que se le rompe y se hace una nueva con sitio para cada animal: “Es muy simpático y está escrito en rima”, nos comenta Mónica, una lectora.

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El Príncipe bromeó acerca de las horas de sueño que le había ahorrado y reveló que cuando conoció a la autora durante su reconocimiento con la Excelentísima Orden del Imperio Británico por su contribución a la literatura, se lo agradeció encarecidamente: “¿Te das cuenta de cuántos padres has salvado a la hora de dormir?”. El Príncipe guarda además en los bolsillos del pijama otros trucos que hacen magia: “David Walliams también hace buenos libros para niños, creo que para niños un poco mayores. He leído uno y fue muy, muy bueno”.

Agotarles durante el día para encontrarse dulces angelitos durante la noche es otra vieja receta que suele surtir efecto. Y, durante su visita, los Duques de Cambridge recibieron en un club de boxeo el equipamiento necesario. Al salir, la pareja fue obsequiada con unos miniguantes de boxeo para George, Charlotte y Louis. El príncipe Guillermo estaba encantado y, mientras le hacían entrega de los regalos, agradecía el detalle con estas palabras: “Muchas gracias. Me encantan estos, genial. George ya está mirando el saco de arena, comienzan pronto”. Ahora sí que ya no van a resistir ni un asalto siquiera cuando les manden a la habitación a descansar.

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Mientras sus padres estaban ayer en el sur de Gales, los príncipes George y Charlotte acudían como cada día a su escuela en St Thomas's Battersea y el príncipe Louis aguardaba el regreso de todos en casa con su niñera, la española María Teresa Turrión Borrallo. Los Duques de Cambridge suelen intentar que sus compromisos terminen antes de que sus hijos se vayan a la cama, y ​​ya en alguna ocasión anterior se les ha visto llegar justo a tiempo en un helicóptero al Palacio de Kensington, donde George, Charlotte y Louis les esperaban afuera para recibirles.

Los Duques de Cambridge son padres increíblemente entregados y activos, y a menudo hablan sobre las actividades que disfrutan haciendo con sus hijos. El príncipe Guillermo ha revelado que le gusta jugar al fútbol con los príncipes George y Charlotte, mientras que la duquesa Catherine los anima a pasar tiempo al aire libre. Precisamente uno de los pasatiempos favoritos de la Duquesa es ese: estar en familia.

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La última vez que George y Charlotte de Cambridge fueron vistos en público así, en familia, fue el día de Navidad, cuando se unieron a sus padres en su primer paseo. Louis era demasiado pequeño para asistir a la tradicional cita navideña, pero su niñera estaba a su cuidado muy cerca de allí. Pero la princesa Charlotte suplió todas las ausencias. Hizo las delicias de los admiradores de la Familia Real británica al dar un fuerte abrazo a una mujer en una silla de ruedas que le había regalado un flamenco rosa hinchable gigante. Por supuesto también al despedir con una reverencia a la reina Isabel cuando esta abandonó la iglesia. Sí, son príncipes perfectos hasta en la mala hora de irse a dormir.