El día en el que la reina Isabel II de Inglaterra fue víctima de un intento de asesinato

Un exagente de la policía encargado del caso ha confirmado la existencia de un plan fallido para atentar contra la Monarca en el año 1981

Por hola.com

Ocurrió hace 37 años, cocretamente en octubre de 1981. Isabel II de Inglaterra visitaba por aquel entonces la ciudad de Dunedin, en la Isla Sur de Nueva Zelanda. Tenía 55 años y llevaba casi tres décadas como Reina. Mientras realizaba uno de los recorridos planificados durante su viaje oficial, un adolescente neozelandés de 17 años llamado Christopher John Lewis esperaba a que llegase su momento apostado en la ventana del cuarto de baño de un bloque de viviendas situado estratégicamente en un punto del trayecto. Tenía claras sus intenciones: atentar contra la Monarca. De ahí que no dudara en disparar contra el vehículo Rolls Royce en el que viajaba Isabel II. Afortunadamente erró el tiro, aunque no pudo evitar que algunos de los asistentes escucharan los disparos.

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La policía le detenía poco después por posesión de armas de fuego y por descargarlo en una zona no autorizada. Lewis no dudó en confesar que su intención no había sido otra que la de terminar con la vida de la Reina de Inglaterra, tal y como le había pedido un hombre de origen inglés. Sin embargo, después de analizar la situación y las consecuencias de que aquel hecho trascendiera a la opinión pública cuando ni siquiera estuvo cerca de acertar en su objetivo, las autoridades decidieron ocultar el suceso y no formular cargos de traición contra el joven, quien años después sería acusado del asesinato de una mujer neozelandesa y terminó quitándose la vida en el año 1997 en una cárcel de su país. Además, el gobierno neozelandés no quería que la Monarca dejara de visitar el país por miedo a un nuevo intento de asesinato, por lo que la mantuvieron completamente al margen de lo ocurrido. En cuanto a los disparos que escucharon algunos de los allí presentes, se atribuyeron a la caída de una valla.

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Esta información había permanecido prácticamente en el ostracismo mediático, tanto que después de este hecho la Monarca ha seguido viajando al país en casi una decena de ocasiones. Hasta que el exagente de la policía Tom Lewis, uno de los que se encargó del caso, ha desvelado este y otros detalles colocando el caso en el disparadero informativo. Sus declaraciones a los diarios locales New Zealand Herald y Stuff no han dejado a nadie indiferente, sobre todo porque asegura que en su momento la policía decidió encubrir el suceso e incluso destruir la declaración del acusado.

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En uno de los documentos difundidos por los Servicios de Inteligencia y Seguridad, se deja patente que Lewis "intentó originalmente matar a la Reina", pero que no poseía un rifle con la suficiente potencia ni un punto de mira que fuera acertado para llevar a término sus propósitos. En cualquier caso, Mike Brush, portavoz de la policía neozelandesa, ha anunciado su intención de pedir la revisión de este caso "histórico". "Dado el paso del tiempo, se prevé que la valoración de viejos expedientes y el material correspondiente llevará un tiempo. La policía de Nueva Zelanda compartirá los resultados de las evaluaciones tan pronto se hayan completado", añaden desde dicho organismo.