Antes de que nazca un bebé, desde el mismo momento en el que obtenemos el positivo del embarazo, éste empieza a ocupar un lugar muy especial en casa. Física y mentalmente. Supone un cambio increíble al que hay que adaptarse y, uno de los espacios en el que más tenemos que pensar es su habitación. Y no es tan sencillo como parece, porque en los primeros años, un bebé pasa por muchas fases de crecimiento distintas, con lo que tienes que pensar en todas ellas. Al menos, esta sería la mejor forma de organizar su habitación. En ella tiene que existir:
- Un espacio para dormir.
- Un espacio para el aseo, que varía según haya que cambiarle el pañal o ya sea capaz de vestirse por sí mismo.
- Un espacio para realizar actividades.
De manera complementaria, si nos fijamos en la filosofía Montessori, deberíamos contar con un cuarto espacio: el destino a alimentar a nuestro bebé. Pero, para eso, necesitas una habitación de dimensiones considerables, todo depende de los metros de los que dispongas.