Pareja

El caso de Nicki Nicole y Peso Pluma: qué hacer cuando tu pareja es infiel y todos lo saben

Si gestionar una infidelidad es difícil, cuando eres la última en descubrirla lo es todavía más. Hablamos con una experta sobre qué podemos hacer para controlar esta situación y sobre por qué no deberíamos sentir vergüenza si sucediera.

Por Paula Martíns

El respeto, es parte necesaria del amor. Lo que se ama, se respeta. Lo que se respeta, se cuida. Cuando no te cuidan y cuando no hay respeto... Yo ahí no me quedo. Yo de ahí me voy. Con mucho dolor sepan que me enteré de la misma forma que ustedes, gracias por el amor que me están haciendo llegar". Estas eran las palabras con las que la cantante argentina, Nicki Nicole, se dirigía a sus fans en Instagram tras enterarse de que su pareja, Peso Pluma, le había sido infiel. No había dudas al respecto de la prueba que sus seguidores le enviaban: un vídeo en el que el mexicano caminaba de la mano con otra chica en un evento después de la SuperBowl, y compartía mesa después con ella en actitud muy cómplice. 

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Aunque resulta difícil imaginar que una persona que le ha sido infiel a su pareja pueda hacerlo con esta magnitud de descaro, lo cierto es que no es la primera relación de famosos que conocemos que ha terminado a causa de este engaño. Basta con acordarnos de una de las canciones más virales del año, la afamada Flowers de Miley Cyrus e investigar un poco su historia para conocer que, según los rumores, grabó escenas del videoclip en la casa donde Liam Hemsworth le había sido infiel hasta, dicen, catorce veces. También todos recordamos los mensajes que Adam Levine intercambió con otra mujer mientras salía con Behati Prisloo, y con un final más afortunado, el affaire de David Beckham a Victoria con Rebeca Loos. Todos estos casos tienen el mismo denominador común (una, o varias, infidelidades), y todas, también, salieron a la luz primero ante los ojos del público y sus seguidores, que ante los propios miembros de la pareja.

Las infidelidades dañan a la autoestima

"Las personas no ocultamos una infidelidad necesariamente porque no tengamos la confianza de contarlo o porque nuestra pareja no nos de esa confianza. Habitualmente se oculta porque no queremos que la relación acabe y contarlo conlleva el riesgo de que así sea". La autora de estas palabras es la psicóloga, sexóloga y terapeuta de pareja Susana Ivorra, quien nos comenta que, por norma general, quien comete esta falta de respeto a su pareja (entendiéndola como algo no consensuado o permitido entre los límites que se establecen en ese compromiso) la mantiene en secreto por diferentes motivos: "Puede ser por miedo a equivocarnos, miedo a estar solos, miedo a las consecuencias de esa ruptura, porque seguimos queriendo a esa persona a pesar de la traición, porque estamos muy cómodos en esa situación, porque sentimos que ha sido un error sin más, o porque, entre las causas, queremos lo mejor de los dos mundos, es decir, lo mejor de tener pareja monógama y lo mejor de estar soltero", comenta.

Todos estaremos de acuerdo en afirmar que cuando queremos a alguien y se produce esta infidelidad, gestionar la situación es una de las tareas más complejas. Dependiendo del contexto y de cómo se haya producido, así como de la explicación que recibamos, puede que perdonemos o que, por el contrario, el daño haya sido tan grande que no solo puede que perdamos la confianza en la otra persona, sino incluso en nosotros mismos, mermando nuestra confianza y amor propio. "Cuando nos enteramos de la infidelidad podemos experimentar un amplio abanico de emociones mezcladas, aunque prime alguna en concreto, como la rabia, la tristeza o la decepción. Hay personas que lo que llevan peor la decepción porque creían que su pareja era de determinada manera, y esa imagen de pronto de rompe. Para otras lo más terrible no es la infidelidad en sí, sino las mentiras continuadas para cubrirla. También, para otras, lo más doloroso es sentir que se han reído de ella, de su ingenuidad". 

- ¿Cuándo debe contarse una infidelidad?

Pensar, precisamente, que se han burlado de nosotros o sentirnos humillados es muy común. En ocasiones en las que además somos los últimos en enterarnos del acontecimiento todavía más. Nos cuesta imaginar que la otra persona pueda dañar nuestra confianza de esa manera, pero sentimos vergüenza cuando todo el mundo lo sabe, y tenemos miedo al "qué dirán". Y, sí, todos sabemos que pocas son las veces en las que alguien se atreve a realizar la confesión, solo son capaces aquellos que ya no quieren continuar la relación, o a los que la culpa les remueve: "No es lo más habitual que nuestra pareja confiese de la nada la traición. A veces es una tercera persona quien lo comunica, y otras es la propia persona que la sufre la que lo descubre tirando del hilo por algunos indicios o sospechas. Incluso, sin desconfianza previa podemos encontrarnos pronto con la evidencia de la traición. Sea como sea, es aconsejable comunicarlo y tener esa conversación en la que puede que confiese o puede que niegue", aconseja la experta.

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Por qué dejar de sentir vergüenza si nuestra pareja es infiel

El miedo a los comentarios del resto y a sentirnos juzgados es un factor que nos persigue una vez que somos conscientes de lo que ha sucedido. Muchas veces nos han avisado de la situación y no hemos sabido verla, otras nos negamos a pensar que pueda ser verdad, y, cuando el hecho es evidente, no nos queda más remedio que levantar la cabeza y asumir lo sucedido. Importante: no debemos culpabilizarnos a nosotras por lo acontecido, ni tampoco tenemos motivos para sentir vergüenza ni temer los posibles rumores que puedan surgir a raíz de esa infidelidad.

Que una persona nos falle no es nunca algo de lo que tengamos que hacernos responsables. Nosotros todo lo que podemos hacer es cultivar el amor propio, despojarnos de cualquier remordimiento que nos podamos atribuir (a veces nos sentimos inferiores, pensamos que no les merecíamos o que hemos hecho algo que les ha empujado a hacerlo) y continuar nuestra vida, si fuera necesario, con ayuda de terapia. La responsabilidad afectiva está en cada uno de nosotros, desde en quién comete la infidelidad, hasta en quienes apoyamos a quién la sufre, como concluye la psicóloga: "Dejemos de juzgar a la persona que ha sido traicionada. Debemos dejar de reímos con sorna o burlarnos con adjetivos que van desde 'cornuda' a 'ingenua'. Cuando esto sucede, podemos poner el foco en cómo nos sentiríamos en ese caso, ya que a menudo nos atribuimos todo ese peso del juicio".