Enfermedades

Estos son los síntomas de la diabetes insípida

Cuando no puedes parar de beber y orinar durante todo el día, puede que estés padeciendo diabetes insípida.

Por Cristina Soria

Da igual la cantidad de agua que bebas, siempre tienes sed. No importa que sea verano o invierno, que vengas de hacer running o que estés leyendo tranquilamente en el sofá. Necesitas beber agua a todas horas y, como consecuencia, tienes que orinar constantemente. Si te ocurre algo parecido, es posible que se trate de un tipo de diabetes.

La diabetes de la que solemos oír hablar, ya sea la de tipo 1 o tipo 2, está directamente relacionada con los niveles de azúcar en sangre y problemas con la insulina. Pero existe otro tipo de diabetes que tiene que ver con nuestros riñones y con la forma en que administran los líquidos. Se trata de la diabetes insípida.

Los síntomas principales son esa constante sed y la gran cantidad de orina. Al beber mucha agua aumenta la orina,  y no lo hace de manera transitoria. De hecho, una persona que padece diabetes insípida supera con creces los 2,5 litros de orina que suele producir una persona sana. Además, se trata de una orina muy clara porque está compuesta casi en su totalidad por agua. Al orinar tanto, aumenta la sed, y por lo tanto la ingesta de líquidos, así que nos encontramos ante la pescadillas que se muerde la cola.

Otro de los síntomas, que es consecuencia de todo lo anterior, es la incontinencia urinaria. Es otra de las formas que tiene la diabetes insípida de manifestarse, que también incluye la necesidad de levantarse varias veces durante la noche para ir al baño. Cuando son niños los que la padecen, lo habitual es que mojen la cama.

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Causas y consecuencias

La diabetes insípida aparece cuando se produce una alteración en la hormona antidiurética, que es la encargada de controlar qué cantidad de orina han de eliminar nuestros riñones. Cuando esta hormona funciona correctamente, solo se elimina una pequeña porción de agua a través de la orina, mientras que el resto se reabsorbe. Cuando se padece diabetes insípida, el riñón elimina más agua de la que debería, algo que afecta al buen funcionamiento de nuestro organismo.

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La principal consecuencia de este desajuste es la deshidratación, con todo lo que conlleva: dolor de cabeza, baja presión arterial, mal aspecto de la piel, sequedad en la boca, pérdida de peso, fatiga y aumento de la frecuencia cardiaca. Los bebés y niños pequeños que la padecen pueden presentar un llanto inconsolable, fiebre, vómitos, diarrea o trastornos del sueño.

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Hay diferentes tipos de diabetes insípida

Uno de los tipos es la diabetes insípida central, que suele estar causada por algún tipo de daño en el hipotálamo que impide que la hormona antidiurética funcione correctamente. 
Otro tipo es la diabetes insípida nefrogénica, que no está relacionada con la liberación de la hormona, sino con los riñones directamente. Algún defecto en su estructura, bien de origen genético, bien causado por algún medicamento, impide a los riñones reabsorber el agua.

Además, hay un tipo de diabetes insípida gestacional. Tiene lugar durante el embarazo y es la más rara de todas. La causa el aumento que se produce en el metabolismo en este periodo y suele desaparecer tras el parto.

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