Cuidado con tu cepillo de dientes, podría estar contaminado

Según un estudio realizado por la Universidad de Manchester, nuestro cepillo de dientes podría albergar hasta 10 millones de bacterias, pues pese a la gran importancia que tiene para nuestra higiene dental, no le prestamos suficiente atención para evitar su vulnerabilidad ante los contagios de gérmenes y bacterias.

Por Cristina Soria

Utilizamos el cepillo de dientes entre tres y cuatro veces al día, y probablemente no haya nada en nuestro cuarto de baño que represente mayor intimidad y uso que este cepillo. Sin embargo la Sociedad de Microbiología Americana ha hecho público en un estudio que hasta un 60% de los cepillos de dientes podrían estar contaminados por todo tipo de gérmenes y bacterias, incluso fecales procedentes del inodoro.

Este sencillo utensilio es muy vulnerable, porque suele estar a la vista, sin protección, en una zona central del cuarto de baño. Pero, además, nuestra propia boca puede contagiarle una larga lista de microorganismos, como estafilococos, estreptococos, bacterias intestinales, coliformes, pseudomonas y gérmenes de todo tipo. Según la doctora Maria Geisinger, de la Universidad de Alabama, “podríamos tener una colonia de un millón de organismos en nuestro cepillo de dientes y no ser conscientes”.

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¿Cómo pueden llegar las gérmenes fecales a los cepillos de dientes?

Un gesto tan sencillo como tirar de la cisterna del inodoro puede producir una contaminación de todo el aseo. Lo importante para evitarlo es hacerlo con la tapa cerrada. Cuando el agua cae en torrente, forma un remolino que se eleva en aire cuando la tapa está abierta, y de esta manera las bacterias, gérmenes y partículas afloran hacia arriba, como si de un tornado invisible se tratase, cayendo sobre el resto de superficies del aseo, incluído el lavabo y los cepillos de dientes si están simplemente posados sobre un vaso. Esta es la explicación de cómo pueden haberse detectado gérmenes fecales en los cepillos de dientes.

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Además, también existe la posibilidad de que las bacterias entéricas, propias de los intestinos, acaben en el cepillo de dientes cuando, después de usar el inodoro, no nos lavamos correctamente las manos y acto seguido nos lavamos los dientes, contaminando el mango del cepillo. Esto puede realizar un contagio “de manual” cuando dejamos el cepillo de dientes con bacterias en el vaso junto al resto de cepillos. De esta manera, todos pueden adquirir estas bacterias.

Pero el contagio puede ser desde la propia boca de uno de los miembros de la casa. Pues es precisamente la boca la zona de nuestro cuerpo en la que hay más bacterias, por estar mantener humedad constante, permanecer abierta de forma contínua y estar en la zona más visible y desprotegida de nuestro cuerpo. De esta manera, una contaminación cruzada de bacterias de una persona a otra puede ocurrir sin ser conscientes, tan solo posando los cepillos de dientes en la misma base.

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Poner la tapa al cepillo no es la solución

Realmente solo debemos prestar atención a dónde están los focos bacterianos y como es el flujo de esta contaminación. Si es muy sencillo entender de dónde afloran los gérmenes, también es fácil ponerle solución.

Si ponemos una tapa al cepillo creyendo que de esta forma evitaremos el contagio, estamos poniendo una solución equivocada, pues la tapa no permite que las cerdas se sequen bien, y esa humedad constante que queda en el cepillo es un caldo de cultivo para las colonias de bacterias. La respuesta es no. No debemos cubrir el cepillo con una tapa, y reservala solo para cuando el cepillo se transporta en viajes, y siempre que esté seco.

El cepillo, por tanto, debe esta en un entorno protegido, por ejemplo, dentro de un armario. Y en un portador individual, no en un vaso con el resto de cepillos de la familia. Porque cuando todos los cepillos están juntos, si uno está infectado, todos se infectarán. Además, el agua que pueda quedar las cerdas, va resbalando cayendo al fondo del vaso, aculándose en su base un caldo de cultivo con lo peor de cada boca.

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