La sauna y el jacuzzi, aliados tras el ejercicio

Por hola.com

Visitar el spa de vez en cuando no solo es una cuestión de relax; también puede ser una excelente solución para tratar las sobrecargas musculares y el dolor articular. Además de ser un fantástico aliado para prevenir el estrés, el insomnio o la ansiedad. Te contamos lo que la sauna, los chorros o nuevos tratamientos como la crioterapia pueden hacer por ti.

Si bien es cierto que el masaje deportivo es una buena opción para mejorar el rendimiento, evitar y prevenir lesiones; según los expertos, también lo son alternativas como los baños de vapor o la hidroterapia; sobre todo para recuperarnos después del ejercicio o tratar dolencias como la artritis o el reuma.

Desde el centro Bangkok Thai Spa Barcelona apuntan que “para aliviar este tipo de molestias musculares y articulares es recomendable hacer uso de las saunas; ya que consiguen que las articulaciones padezcan una menor carga gracias al mejora de la circulación en las extremidades por el aumento del calor. A la vez, los baños de vapor contribuyen a que se recupere y se gane en elasticidad, se eliminen toxinas y se despejen las vías respiratorias”.

Cómo beneficiarse de la sauna

Dentro de la sauna la temperatura aumenta de abajo hacia arriba y la humedad del aire disminuye del nivel inferior al superior. Por ello, se recomienda cambiar del banco inferior al de en medio a los 2 o 3 minutos, para que la elevada humedad no fatigue nuestro sistema circulatorio. A los cinco minutos, colócate en el nivel superior. Antes de salir de la sauna -nunca estés más de 10-15 minutos-, ponte de pie poco a poco para evitar sufrir un desvanecimiento. Al salir, no olvides complementar con la ducha o la pileta de agua fría para exprimir los beneficios del efecto frío-calor en nuestro cuerpo. Después cúbrete con la toalla o el albornoz y relájate durante 10 minutos.

Algunas recomendaciones de los expertos del centro Bangkok Thai Spa Barcelona son: "no se debe beber alcohol ni antes ni durante el tratamiento y, por supuesto, beber una buena cantidad de agua después de la sesión para que nos hidratemos". Se desaconseja el uso de la sauna en personas que tengan casos de hipertensión arterial, ritmos cardíacos anormales derivados de cardiopatías diversas, insuficiencia cardíaca, mujeres embrazadas o personas que estén tomando medicamentos.

Además de los beneficios para deportistas que señalábamos, con el uso de la sauna de forma habitual –una vez a la semana- también fortaleceremos nuestro sistema inmunitario -para proteger al organismo de infecciones y resfriados-, aumentaremos el metabolismo, favoreceremos el sueño -gracias a la secreción de serotonina- y eliminaremos impurezas de la piel.

Tratamientos de hidroterapia para los dolores musculares

También el poder del agua es indiscutible a la hora de estimular la circulación y relajar la musculatura. Entre los distintos tratamientos de hidroterapia, podemos encontrar el jacuzzi, un relajante y burbujeante baño de agua caliente que nos regala enormes beneficios sobre la salud. “La estancia en un jacuzzi tailandés pasan por acelerar el proceso curativo de dolores o fatigas causados, por ejemplo, por el ejercicio. Su uso también incide en la bajada de la presión sanguínea estimulando la creación de endorfinas, con lo que se puede eliminar o reducir cualquier tipo de dolor”, explican los expertos.

Los chorros de agua fría/caliente son otra opción que, además, podemos realizar en la ducha de casa. Únicamente consiste en alternar el agua fría y el agua caliente (de 8 a 30 segundos cada vez) durante 3 minutos. Hazlo de abajo arriba, comenzando por los pies, y de fuera hacia adentro. Termina con una ducha fría. Según el problema que quieras tratar, puedes hacer incidencia en puntos concretos del cuerpo. Por ejemplo, para aliviar contracturas en los hombros aplica el chorro directamente en la nuca con una temperatura de 34 a 42 grados.

Nuevos tratamientos: la criosauna

Por último, uno de los últimos tratamientos que se emplean para mejorar el rendimiento deportivo es la criosauna. Una especie de ‘cámara frigorífica’ que exponen a nuestro organismo a temperaturas de entre -110 y -196 grados; sin que quiera decir esto que lleguemos a congelarnos, claro. El tiempo de cada sesión es de entre uno y tres minutos, lo que es suficiente para mejorar nuestros mecanismos de defensa y activar al cien por cien la circulación sanguínea. "Parece que se produce una congelación del cuerpo, aunque en realidad es todo lo contrario porque la temperatura interna de nuestro cuerpo debe ser siempre constante, a unos 37 grados. Esa información de frío extremo llega al cerebro y éste despierta todos los mecanismos de defensa para poder preservar todas las funciones de los órganos, lo que entre otras cosas permite aumentar el nivel de flujo sanguíneo. En una segunda fase, cuando ya se recupera la temperatura, se produce una vasodilatación, lo que repercute en la piel, el oxígeno en la sangre y los aminoácidos; permitiendo con el paso de las sesiones que la piel vaya autorregenerándose. En el caso concreto de los deportistas, éstos siempre agradecen la criosauna porque, además de liberar toxinas tras el ejercicio físico, consiguen regular instantáneamente tanto el PH de su cuerpo como el ácido láctico. En cuestión de una hora, el deportista puede estar recuperado perfectamente", explica el doctor Hernández, del centro BF Beauty & Fitness, citando como referencia un estudio elaborado recientemente por el Instituto Nacional del Deporte francés (INSEP).

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