Las flores frescas, aunque las preservadas se han hecho un hueco en el hogar, aportan un plus de frescura y estilo a nuestras estancias, logrando que el color y la alegría de la naturaleza se cuele dentro y nos transmita su vitalidad y fuerza. Son parte importante de la decoración de interiores y no hay diseñador que no se rinda a sus encantos. Kenzo Takada, por ejemplo, adoraba las peonías y cada semana renovaba sus arreglos. Sin embargo, debemos luchar con su felicidad efímera, de manera que logramos un ramo bonito, sin tener que ir cada semana a la floristería. Por eso, hemos recopilado las mejores ideas prácticas y trucos de tres expertos que harán que tus arreglos duren más tiempo igual de bonitos que el primer día.
La llegada a casa
Los cuidados empiezan desde el momento en el que el ramo llega a casa. “Es importante que las flores no estén demasiado tiempo fuera del agua. Como mucho un par de horas y jamás en un coche al sol. Una vez allí, retira el envoltorio, sin quitar la rafia que sujeta los tallos en su sitio y elige un jarrón”, aconsejan desde Sally Hambleton.
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