¿Sirve cualquier suelo laminado para ser instalado en una cocina? ¿Cómo se colocan? ¿Cómo se combinan? Respondemos estas y otras preguntas acerca de este tipo de revestimiento que te ayudará en la decoración de la cocina. Los suelos laminados son un tipo de material que lleva el efecto madera a esta estancia de la casa sin serlo -como puedes comprobar en la imagen que abre este artículo de Villeroy & Boch-. Y eso tiene ventajas. Pero la cocina es un ambiente propenso a las manchas, al contacto con la grasa y con el agua. Conoce qué debes tener en cuenta.
Suelos laminados para la cocina: ¿qué son?
Todos los suelos laminados están formados por varias capas de material. La última (la que queda más arriba en contacto con la pisada) es transparente y protege el suelo y le confiere su dureza y resistencia. La siguiente es una fotografía o imagen en alta resolución que reproduce el aspecto del suelo, generalmente, madera. Después hay otras capas o lamas compuestas de fibras de resina de alta densidad y madera prensada y una inferior de refuerzo que evita que las lamas se deformen con el tiempo. En definitiva, un suelo laminado no es madera (aunque la reproduce perfectamente) por lo que no se puede ni lijar ni barnizar. En esta cocina y office se ha instalado un suelo laminado de la colección Woodstock 832 de Tarkett, que utiliza una técnica de estampado especial para resaltar la belleza natural de la veta de la madera, subrayando sus características con un toque suave y sedoso. Este suelo está tratado con una capa protectora de melamina para hacerlo resistente a arañazos, rasguños y manchas.
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