Durante el verano cualquier momento es bueno para disfrutar de un refrescante helado. Si los preparas en casa, son infinitamente más saludables y nutritivos y, como verás a continuación, se hacen en muy poquito tiempo. Solo hay que tener paciencia para esperar a que se congelen -un proceso que puedes acortar considerablemente si usas una heladera- y podrás disfrutar de los auténticos reyes de esta época.
La ventaja de los helados caseros es que están exentos de grasas saturadas, aditivos artificiales y azúcares añadidos. La fruta congelada es la gran protagonista de muchas de estas versiones más sanas. Plátano, mango, fresas o kiwi se convierten en la base de elaboraciones cremosas y naturalmente dulces. Los combinamos con yogur, leche, bebida vegetal... y el resultado es cremoso e irresistible. Puedes endulzarlos con un poco de sirope de agave o estevia.
Puedes añadir semillas, cacao, especias, hierbas aromáticas, frutos secos y otros ingredientes para aportarles un toque especial. Y también son una excelente opción para personas con intolerancias o que siguen dietas específicas, ya que se pueden preparar fácilmente sin lactosa, sin gluten o 100% veganos. Además, ninguna de las recetas que te proponemos a continuación te llevará mucho tiempo, así que ya no tienes excusas para no disfrutar del placer de un helado cuando suben las temperaturas.