Se elaboran en distintos lugares y se consumen sobre todo en las fiestas navideñas. En la repostería malagueña ocupan un lugar destacado estas rosquillas con sabor a vino y a anís, que se cocinan en el horno y se terminan cuando están frías, con azúcar en polvo. Aunque se pueden encontrar en algunas tiendas y pastelerías, los roscos de vino también se elaboran en muchos hogares, manteniendo viva la tradición de la repostería casera.
- 300 g de Harina
- 125 g de Aceite de oliva
- 125 g de Vino dulce de Málaga
- 1 unidad de Cáscara de naranja
- 1 unidad de Cáscara de limón
- 1 cucharadita de Semillas de anís (matalauva)
- 1 cucharadita de Semillas de sésamo tostado
- 80 g de Azúcar blanca
- Azúcar glas
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1.
Extiende la harina sobre una bandeja de horno cubierta con papel vegetal y hornea a 170Cº durante 20 minutos más o menos para tostarla.
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2.
Cuando lleve la mitad, abre con cuidado el horno y remueve para que se tueste de forma uniforme.
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3.
Tamiza la la harina tostada.
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4.
Echa el aceite en un cazo, pon al fuego y fríe 5 minutos las cáscaras de naranja y de limón para aromatizar y deja enfriar. Retira las cáscaras.
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5.
En un mortero machaca ligeramente el anís y el sésamo.
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6.
En un bol grande mezcla la harina tostada, el azúcar, el anís y el sésamo ya añade el aceite aromatizado y el vino dulce.
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7.
Trabaja con las manos pero sin amasar en exceso. Forma una bola, tapa con papel film y deja reposar entre 30 y 60 minutos en la nevera.
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8.
Estira la masa con un rodillo y deja un grosor de unos 2 cm.
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9.
Corta un cortador circular y después corta otro circulito en el medio -lo puedes hacer con la parte de arriba de una botella, la boquilla de una manga, etc-.
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10.
Coloca papel sobre la bandeja y pon encima los roscos de vino
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11.
Hornea unos 15 a 18 minutos a 180ºC o hasta que estén dorados.
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12.
Deja enfriar los roscos y pásalos 2 veces por azúcar glas.
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