A pesar de que suele beberse caliente, el té frío resulta muy refrescante y mucho más sano que cualquier otra bebida azucarada. Puedes aportarle un extra de sabor mezclándolo con zumos, granizados de frutas o plantas aromáticas.
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1.
En un cazo, llevar 250 de agua a ebullición.
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2.
Incorporar el té y la menta y dejar reposar durante 5 min.
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3.
Colar el té y endulzarlo en este momento si se quiere.
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4.
Añadir 750 ml de agua helada y repartir en cuatro vasos o botellitas de cristal.
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1.
Partir la lima en cuatro partes y ponerlas en cada uno de los vasos. Colocar una pajita y, si se prefiere más frío, añadir algún hielo.
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