Entrevistamos a Anne Igartiburu: de lo que admira de Ana Obregón a la relación con su exmarido
Con motivo de la programación especial de RTVE para estas Navidades, hablamos con la presentadora vasca de las Campanadas que va a volver a dar con su compañera y de muchas otras cosas
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“Es la compañera perfecta para retransmitir las Campanadas en el momento actual que estoy viviendo, por su profesionalidad, pero, sobre todo, por su generosidad, empatía y solidaridad”. Así es cómo Ana García Obregón nos hablaba de Anne Igartiburu, con quien volverá a dar las uvas el próximo 31 de diciembre desde TVE. Ahora la presentadora vasca confiesa a ¡HOLA! qué admira de su compañera, además de contarnos cómo se prepara para un día tan importante y de adelantarnos sus planes para estas próximas Navidades. Anne, que se separó hace un año del director de orquesta Pablo Heras-Casado, el padre de su hijo, también se sincera sobre qué importancia tiene el amor en estos momentos de su vida.
- Vuelves a dar las Campanadas. ¿Qué supone para ti presentar un momento tan importante?
- Todo un honor y alegría, poder estar esa noche, junto a todos los espectadores y con Ana otra vez de compañera con la Navidad que quieres en RTVE. Lo que intentamos es que la retransmisión sea rigurosa, como siempre. Hacerlo bien. El resto… Que Ana esté contenta, feliz. Y que los espectadores les gusta. Tampoco tiene mucha cosa más, la verdad.
- De nuevo, vuelves a estar acompañada de Ana García Obregón. ¿Cómo recuerdas las Campanadas del año pasado?
- Las recuerdo muy emocionantes. Ana puso toda esa fortaleza y profesionalidad. Además llevábamos un año muy complicado en todo el mundo y había mucho sentimiento. Es una cuestión de confianza, la una en la otra, y confiar en el equipo y en el momento y vivirlo como lo que es, un cambio de año. También asumiendo que hemos aprendido muchas cosas.
- ¿Por ejemplo? ¿Qué has aprendido de Ana?
- La resiliencia, la simpatía, la serenidad, la fortaleza, el amor por la familia, la consideración, la profesionalidad… Sabiduría… Muchas cosas.
“De Ana he aprendido la resiliencia, la simpatía, la serenidad, la fortaleza, el amor por la familia, la consideración, la profesionalidad… Sabiduría… Muchas cosas”
- Después de diecisiete años consecutivos, ¿logras contener los nervios?
- Es mucha emoción la que se acumula, pero la calma para llevar adelante la retransmisión es clave esa noche.
- ¿Cumples alguna tradición o sigues algún ritual para despedir el año?
- Sí, suelo hacer guiños muy personales e íntimos esa noche, homenajeando circunstancias que quiero recordar. Suelo pedir algún objeto a diferentes personas que me aportan los valores que quiero honrar. Normalmente, con causas sociales.
- Dado que llevas muchos años presentando las Campanadas, ¿cuándo te tomas las uvas?
- Normalmente, después. O al día siguiente, mientras veo el Concierto de Año Nuevo, desde Viena, por televisión.
- ¿Cuál es la mayor campanada que has dado en tu vida?
- Está aún por dar. Pero las más bonitas, embarazada de mi hijo.
- ¿Cómo sienta el tener que trabajar todas las Navidades?
- El trabajo de Telepasión se deja hecho en octubre.
- Aun así, no te puedes ir de viaje…
- Pero aprovecho la Nochebuena. Como todo los años, iré a Elorrio –su pueblo natal, en Vizcaya–, con la familia.
- ¿Qué es lo que más te gusta de estas fechas?
- Es un tópico, pero estar en casa. El olor a chimenea… Esperar al Olentzero –el llamado Papá Noel vasco– con ganas… Cocinar… Ver a los míos… Cosas sencillas.
La presentadora nos explica que su relación con su exmarido Pablo Heras-Casado “es amor, respeto, cariño, admiración…”
- ¿Cuál es el recuerdo más especial que guardas de tu familia en Navidades?
- Siempre en familia, cosas sencillas, la cocina, la mesa todos juntos, salir a por muérdago al bosque con mi padre, la sonrisa se los niños… cosas sencillas pero Preciosas.
- Ya que acaba el 2021, toca hacer balance. ¿Qué dirías que ha sido lo mejor y lo peor de este año?
- Lo mejor es que hemos aprendido muchas cosas. Lo peor, lógicamente, es que queda mucho por hacer. Quedan secuelas y toca levantar todo entre todos.
- ¿Y a título personal?
- Los proyectos. La posibilidad de sacar partido de todo lo que tenía ahí guardado y que no sabía que podía explotar, como todo lo aprendido en el ámbito del desarrollo humano y de las emociones, de comunicar, entrevistar, aprender, de aportar desde un lado desinteresado…
- Eres coach. ¿Cómo reaccionan los clientes cuando te ven? Como mínimo, se quedarán sorprendidos.
- Al principio, sí, cuando estaba de prácticas. Luego, trabajo ya con el boca a boca y con mujeres ejecutivas. La verdad es que ahora trabajo poco en procesos. Ahora estoy más volcada en la divulgación.
- Te hemos visto con el padre de tu hijo, pese a que habéis tomado caminos separados –se separaron hace ahora un año–. La vuestra es una relación ejemplar. ¿Ha sido fácil?
- No sé si ha sido fácil, pero para mí es lo lógico. No entiendo otra forma. Además, lo siento así. Es amor, respeto, cariño, admiración…
- Claro. Sólo faltaría.
- ¿Te apetece enamorarte?
- Pues ni lo he pensado… No sé. Si surge, genial. Pero, por ahora… Ya veremos.
- No es una prioridad para ti, ¿no?
- No lo sé. Ni siquiera he parado a pensar en ello.
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