Iñaki Urdangarin cumple este martes 51 años. Un día especial que, por primera vez, no pasará al lado de su familia, sino en la cárcel de mujeres de Brieva (Ávila), donde cumple condena desde el pasado 18 de junio tras ser juzgado por varios delitos de corrupción en el marco del caso Nóos. El marido de la infanta Cristina vivirá el que probablemente sea su cumpleaños más amargo y difícil, muy alejado del que disfrutó el año pasado en un restaurante de Ginebra, rodeado de su mujer, sus cuatro hijos -Juan Valentín, Pablo, Miguel e Irene- y con la presencia de los reyes don Juan Carlos y doña Sofía, así como de la infanta Elena.
A diferencia de aquella gran celebración con motivo de su medio siglo de vida, este 15 de enero será uno más dentro de la rutina adquirida en prisión por el que fuese el duque de Palma. Su mayor alegría llegará con la llamada telefónica de cinco minutos a la que tiene derecho, en la que seguro recibirá alguna felicitación de los suyos. No será hasta este fin de semana cuando Urdangarin obtenga en persona los buenos deseos de aquellos familiares o amigos que vayan a visitarlo.
La infanta Cristina podría ser una de esas visitas, aunque, según informan varios medios, el pasado 24 de diciembre la hermana de Felipe VI ya visitó a su marido en la cárcel de Brieva acompañada de sus hijos. Aquel encuentro habría durado 45 minutos, un espacio de tiempo que, seguramente, aprovecharon para infundir ánimos a su padre, que esa noche cenó solo en su celda del módulo que ocupa en la prisión abulense. Eso sí, el exduque tuvo un menú especial navideño, como el resto de las presas, y un regalo: el Juzgado de Vigilancia Penitenciara número 1 de Valladolid le autorizó a utilizar una bicicleta estática de su propiedad. Al no existir un gimnasio o instalación deportiva, Urdangarin la había solicitado para uso terapéutico, pero la prisión se negó a aceptar su petición, que ahora sí ha aprobado el Juzgado.
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Desde que ingresase en la cárcel de Brieva, el yerno del rey Juan Carlos se ha mostrado tranquilo y concienciado de que es un recluso y que le toca cumplir condena. Sin embargo, eso no quita para que en un día como este se sienta abatido y sueñe con el deseo de que vuelen los meses que le restan hasta el próximo otoño para disfrutar de su primer permiso de varios días de libertad. En principio, no será hasta el mes de noviembre cuando eso ocurra. Para entonces, ya habrá cumplido el primer cuarto de condena y se podrá abrir la puerta para el tercer grado en aplicación del artículo 100.2, que introduce el principio de flexibilidad.
La opción de que Urdangarin disfrutara directamente de la semilibertad la determinaría la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias si optara directamente por su clasificación en tercer grado, atendiendo a cuestiones a su favor como que es la primera condena que cumple o la escasa posibilidad de reincidencia.
