Exclusiva en ¡HOLA!

Los dos trajes de la novia y una moto con sidecar... las curiosidades de la boda de Elena Tablada y Javier Ungría

En las páginas de la revista de esta semana podrás ver todos los detalles de este enlace en La Habana, al más puro estilo del Caribe

Por hola.com

Elena Tablada y Javier Ungría tuvieron su boda de ensueño en La Habana, un día inolvidable lleno de significativos detalles y en el que estuvieron acompañados por sus familiares y amigos más cercanos. En las páginas de la revista ¡HOLA! podrás encontrar un espectacular reportaje con todos los detalles, anécdotas y fotografías de esta boda, al más puro estilo del Caribe, que prolongó sus celebraciones durante cinco días y en la que Elena lució dos vestidos de novia. La pareja llegó a la iglesia de los Dominicos de San Juan de Letrán, donde 70 años antes los abuelos de Elena unieron también sus vidas, en sendos vehículos de época: Elena, en un Chevrolet Impala convertible rojo de los años cincuenta, y Javier, en un biplaza descapotable.

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La diseñadora escogió para dar el “sí” un vestido de línea sirena, realizado en muselina de seda y bordados geométricos en hilo de seda “ivory” y cristal, con manga larga. Para confeccionarlo, en el taller del diseñador Fernando Claro se emplearon mil seiscientas horas de trabajo. “Ya que me casaba, me gustaba que fuera como en los cuentos de hadas” aseguró la encantada novia, que completó su look con un velo de tul de seda, zapatos diseñados conjuntamente con Custom & Chic y pendientes de Moon Diamonds. El ramo de novia tenía flores preservadas: orquídeas, hortensias y rosas, con hojas verdes y un toque tropical, que también había en la iglesia (decorada con mucha vegetación de los campos de Cuba) y que estuvo presente en muchos detalles de su gran día.

Exclusiva en ¡HOLA!, la boda soñada de Elena Tablada y Javier Ungría en La Habana

Tras la ceremonia, Elena dio la sorpresa poniéndose una cazadora de cuero –se leía en su espalda Mrs. Ungría- para trasladarse al lugar de la celebración montada en el sidecar de una moto que condujo su marido. Un original recorrido por las calles de La Habana hasta La Divina Pastora, impresionante y privilegiado enclave, en el morro de la ciudad, con vistas al malecón y al pie de la fortaleza San Carlos de la Cabaña. Aquí la decoración se llenó de colorido tropical, integrándose la piña, ave del paraíso, heliconia y alpinia, la flor protagonista. En el cóctel y posterior cena, servida por dos conocidos restaurantes de Cuba, se degustaron platos típicos de la gastronomía local como lechón, yuca con mojo y tamal en cazuela. En la mesa de postres, se incluyó un galeón español con monedas de oro y plata, un ancla y un cañón representando la batería de cañones del siglo XVIII que defendía la ciudad. Más guiños caribeños, junto al cigar bar de puros cubanos y una barra con cócteles típicos de ron.

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Para bailar hasta altas horas de la madrugada y dejarse llevar por los ritmos del Caribe, Elena se cambió de vestido, poniéndose un diseño de la misma firma que su traje nupcial, de estilo helénico, de seda plisado sin mangas y bordados de flores en cristal, perlas y cuentas de color hielo. El conjunto se completó con unos pendientes de Baroka Jewels y una diadema de El Ropero de Pi. Un vestido de aire romántico para una ceremonia que lo derrochaba. Las anécdotas y curiosidades de este enlace, así como el completo álbum de fotografías, los podrás encontrar en exclusiva en la revista ¡HOLA! de esta semana, a la venta ya en tu quiosco habitual.