“Desde entonces todo ha ido muy rápido”, explica el pastelero. “Empezó a correrse la voz y a llegar gente de todos lados”. El día que cambió todo en la trayectoria de Jhonatan González y de su pastelería fue cuando apareció en Busto el gastrónomo y crítico José Carlos Capel, al que el repostero preparó unos cruasanes que permitieron a su pastelería entrar en la lista de mejores de España de la revista GastroActitud. “Ahí empezó a moverse más gente los fines de semana”, añade González.
Dos pueblos de postal y una costa de vértigo
La Pastelería Cabo Busto se encuentra en el corazón de este pueblo que se asoma al abismo desde la península más al norte de Luarca-Valdés. El entorno salvaje envuelve esta parada dulce, situada en una casita asturiana que parece de cuento, de colores vivos, entre árboles y un patio ajardinado donde los visitantes prueban las elaboraciones de Jhonatan González y su equipo que presentan en su vitrina. “Mi hermano, Fran, María, mi mujer… toda mi familia. Sin ellos todo esto habría quedado en un sueño sin cumplir”, asegura el pastelero.