Para ver bien la cascada, tenemos que bajar en coche hasta el nivel del mar, rebasando una rampa con un desnivel del 26%, mítica para los aficionados al deporte del ciclismo, y el monumento al Ciclista. Ya abajo, al borde de la ría, se aparca el coche y se llega paseando en cinco minutos a sus pies. El camino es una pasarela de madera de 300 metros, ancha y segura, que avanza sin desnivel entre la central hidroeléctrica de Castrelo y la ría, hasta el anfiteatro de granito pulido por el que se despeña el Xallas.
Si queremos ver el salto desde otro punto de vista, podemos alquilar un kayak, empresas como AdventurÉzaro (kayakezaro.com) los ofrecen y realizan rutas guiadas con una duración de 75-90 minutos navegando río abajo hacia la plaza de Ézaro (22€/persona).
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