Una ruta por Extremadura en 7 paradas fabulosas (con hotel incluido) 

De Jarandilla de la Vera a Zafra, un itinerario por lugares monumentales con castillos, palacios, conventos y monasterios en los que puedes, además, pasar una noche o más. 

Por HOLA.COM PARA PARADORES

JARANDILLA DE LA VERA 

Es fácil emular a Carlos V en este pueblo cacereño de la comarca de la Vera, basta con coger un libro de historia y sentarse a leer en la terraza del castillo en el que se hospedó el monarca camino del monasterio de Yuste. El patio de armas, los torreones y los enormes muros de piedra de la residencia de los Condes de Oropesa, hoy Parador (parador.es), nos trasladan a otra época. Y su patio con palmeras y la piscina, rodeada de olivos y naranjos, resultan perfectos para relajarse. Alojados en este lugar se reponen fuerzas para luego disfrutar de todo lo que ofrece Jarandilla y las sierras y gargantas de su privilegiado entorno. 

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No te pierdas en Jarandilla: 

  • Visitar la iglesia-fortaleza 
  • Las gargantas de la Vera, hay casi medio centenar, como la garganta Jaranda en Jarandilla de la Vera donde disfrutar de un baño contemplando el puente Parral, de origen romano
  • La casa de Don Luis de Quijada, preceptor de Juan de Austria 
  • Los puentes medievales 
  • Comprar pimentón de la Vera 
  • Los otros pueblos del entorno que son conjunto histórico: Cuacos de Yuste, Valverde de la Vera, Villanueva de la Vera, Pasarón de la Vera y Garganta la Olla
  • Degustar la gastronomía extemeña en el restaurante del Parador de Jarandilla empezando por unas patatas revolconas o unas migas extremeñas para pasar luego a un cuchifrito de cochinillo o una caldereta de cabrito.

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 PLASENCIA 

Hay lugares que por su historia son destinos en sí mismos. Es lo que ocurre con el Parador de Plasencia, ubicado en el antiguo convento de Santo Domingo, en pleno casco histórico de esta ciudad cacereña. Tiene ya sus años, porque fue construido en el siglo XV y reformado casi por completo en el siglo XVI, pero sus techos abovedados, sus gruesos muros de piedra y su decoración de estilo gótico invitan a un mágico viaje en el tiempo. Quien se hospeda en él se siente muy cerca de aquellos frailes dominicos que descansaban en sus celdas y paseaban por su sala capitular, aunque sin tantas atenciones como las que reciben hoy en día sus huéspedes ni las exquisiteces que se degustan en su elegante restaurante. 

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No te pierdas en Plasencia: 

  • Cruzar una y otra vez las puertas de la muralla 
  • Entrar en sus dos catedrales y visitar la exposición de Las Edades del Hombre 
  • Recorrer su legado judío 
  • Ir de iglesia en iglesia con parada en sus conventos 
  • Contemplar la panorámica desde la ermita de la Virgen del Puerto, que acoge a la patrona del pueblo 
  • Admirar la fachada de sus palacios: el Marqués de Mirabel, la Casa de las Dos Torres... 
  • Acercarte a conocer el puente de Alcántara sobre el Tajo 

CÁCERES 

El ayer y el hoy, el medievo y el arte contemporáneo conviven hoy en Cáceres. Pero para empezar por el principio hay que situarse en el casco antiguo e ir descubriendo en sus calles empedradas y plazas cargadas de historia iglesias, palacios y casas solariegas que evocan otros tiempos tan lejanos como fascinantes. Es en este cogollo donde se ubica el Parador, un gran edificio del siglo XV, de aires góticos y renacentistas, formado por dos palacios señoriales: el de los Marqueses de Torreorgaz, también conocido como del Comendador de Alcuéscar, y la llamada Casa de Ovando, Mogollón, Pereo y Paredes. Su interior es un delicioso laberinto organizado en torno a varios patios a los que se abren sus habitaciones. ¿Hay un lugar mejor para empezar a desvelar los secretos de Cáceres? 

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No te pierdas en Cáceres: 

  • Cruzar el Arco de la Estrella para entrar en la ciudad medieval 
  • Ver arte contemporáneo en el nuevo museo Helga de Alvear 
  • Dar un paseo nocturno por sus calles empedradas 
  • Una comida en Atrio, con 2 estrellas Michelin 
  • Una experienica gastronómica en el Parador de Cáceres donde los productos derivados del cerdo ibérico y los de denominación de origen extremeña son protagonistas.
  • Acercarte al monumento natural de Los Barruecos, a 14 kilómetros de la ciudad 
  • Conocer los escenarios de Juego de tronos 

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TRUJILLO 

Es fácil perder la noción del tiempo caminando por las calles estrechas y empinadas de este pueblo extremeño que siempre van a parar a su monumental plaza Mayor, una de las más bonitas de España, rodeada como está de palacios y presidida por la escultura ecuestre de Francisco Pizarro, el famoso conquistador de la villa que descubrió el Perú. También tiene Trujillo un castillo árabe que domina desde lo alto la llanura extremeña y un convento, el de Santa Clara, donde descansar y disfrutar de todo ello con calma porque ahora es un bonito Parador que sigue conservando el ambiente de paz y sosiego del siglo XVI, cuando fue construido. En su interior sorprenden sus dos hermosos claustros, sus elegantes salones y, cómo no, su piscina de temporada, que sus antiguas moradoras no llegaron a disfrutar.  

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No te pierdas en Trujillo: 

  • Los palacios que se asoman a la plaza Mayor 
  • Las panorámicas que ofrece el camino de ronda de su castillo 
  • Sus museos de la Coria, la casa-museo de Pizarro y la Torre del Alfiler 
  • Ir de compras por sus talleres artesanales 
  • Pasar por su bodega Habla, a las afueras de Trujillo
  • Descubrir los escenarios de rodaje de Juego de tronos

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GUADALUPE 

La vida de Guadalupe gira en torno a su monasterio, que es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, desde que se levantó en el siglo XIV. Todo comenzó cuando la Virgen se le apareció a un pastor de estas tierras. Hoy aquella pequeña ermita de sus orígenes es un centro de peregrinaje con mayúsculas. Justo al lado abre sus puertas el Parador de Guadalupe, que a la historia del lugar añade momentos de tranquilidad y buena gastronomía en sus diferentes espacios, como el claustro, perfumado por limoneros y naranjos, o el jardín, en el que pasear entre los olivos y otras plantas autóctonas mientras se disfruta del sonido del agua de sus fuentes de estilo árabe. Con otro ánimo uno sale a perderse por las calles estrechas y empedradas de esta bonita localidad. 

No te pierdas en Guadalupe: 

  • Visitar los tesoros del Monasterio: la iglesia gótica, el claustro mudéjar, la colección de cuadros de Zurbarán o sus museos: de Bordados, de Libros Miniados... 
  • Hacer alguna de las 12 rutas que forman parte de la red de Caminos de Guadalupe 
  • Recorrer su judería 
  • Ir de compras por la calle Sevilla 
  • Admirar los restos de la muralla 
  • Probar el típico muédago, un postre elaborado con miel y frutos secos 
  • Contemplar la panorámica desde la ermita del Humilladero 
  • Conocer a las afueras otros lugares relacionados con el monasterio: el Palacio Granja de Mirabel y el Arca del Agua 
  • Perderte por la naturaleza del Geoparque de Villuercas Ibores-Jara 

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MÉRIDA 

Es fácil sentir la emoción del peso de la historia sentado sobre las milenarias piedras del teatro romano de Mérida, el más deslumbrante de los edificios de la capital de Extremadura, como lo es también ir descubriendo durante un paseo por la ciudad todo su legado de aquella época. Y es que el esplendor de Emérita Augusta ha sobrevivido al paso de los siglos. Restos romanos, pero también partes de una antigua basílica visigoda y hasta unos baños mudéjares se pueden admirar en el antiguo convento-hospital de Jesús Nazareno, hoy Parador. Un edificio del siglo XVIII construido aprovechando elementos arquitectónicos encontrados en el propio solar y que ahora dan testimonio de las culturas que han pasado por la ciudad. Alojarse en él es sentirse parte de esta historia. 

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No te pierdas en Mérida: 

  • El teatro, el anfiteatro y las colecciones del Museo Nacional de Arte Romano 
  • Una comida con vistas al templo de Diana 
  • La alcazaba 
  • La concatedral de Santa María 
  • El yacimiento que esconde en su interior la iglesia de Santa Eulalia 
  • Acercarte al circo romano 
  • Contemplar el acueducto de los Milagros y los puentes sobre el Guadiana 
  • Ir en busca de otros restos romanos por bares, restaurantes y comercios de la ciudad 
  • Hacer una ruta de tapas mientras se van descubriendo sus principales monumentos y rematarla con una comida en el Parador de Mérida degustando una buena caldereta de cordero o unas migas extremeñas y unos embutidos ibéricos.

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ZAFRA 

La vida de este pueblo de Badajoz discurre en torno a sus dos plazas porticadas: la Grande, amplia y con palmeras; y la Chica, la de los mercados. Y también sus dos monumentos más importantes, la colegiata de la Candelaria y el alcázar, donde, además, nos podemos quedar a dormir, porque acoge el Parador de Zafra. Si por fuera parece una fortaleza, por dentro sorprende el refinamiento de sus dependencias, pues la vieja fortaleza islámica pasó a ser en el siglo XV el palacio de los Duques de Feria. Sus nueve torres rematadas con almenas, entre las que sobresale la del homenaje, con 30 metros de altura, hablan de sus orígenes; pero su majestuosa fachada es fiel reflejo de su interior, que esconde habitaciones señoriales, salones con artesonados y un espectacular claustro, en el que disfrutar al aire libre de la mejor gastronomía extremeña.  

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No te pierdas en Zafra: 

  • Tomar un vino de pitarra en las terrazas de las plazas Chica y Grande a la hora del aperitivo o disfrutar de su ambiente a cualquier hora del día 
  • Comprar dulces en el convento de Santa Clara 
  • Los retablos barrocos de Zurbarán en la colegiata de la Candelaria 
  • La Casa del Aljímez, mudéjar y ahora centro de acogida al turista 
  • Sus puertas: la del Palacio, la del Acebuche, la de Jerez... 
  • Hacer un tramo del Camino de Santiago por la Vía de la Plata 
  • Pasar por las Bodegas Medina  

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