En barco, en bicicleta o en una mejillonera por el Delta del Ebro 

Desde la histórica Tortosa hasta la desembocadura del Ebro se puede ir acompañando al gran río. Son 30 kilómetros que llevan al mar atravesando las lagunas, playas salvajes y planicies sembradas de arrozales de este parque natural, que invitan a un montón de experiencias únicas 

Por OLGA MOYA 

Quienes viven en las tierras del río Ebro aseguran que un año de sus vidas comprende el milagro de haber visto cuatro paisajes diferentes. Y es que los verdes campos de arroz del Delta se tornan dorados tras el verano, enlodados tras la siega de septiembre e inundados como espejos de agua al final del ciclo anual, que colorea la naturaleza de las tonalidades más primarias.  

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TORTOSA, EL COMIENZO DE LA RUTA 

La ruta que acompaña al Ebro arranca en Tortosa, una de las ciudades pequeñas con más historia de nuestra geografía. Los íberos escogieron la que hoy es la capital de la comarca del Baix Ebre para establecerse. De hecho, muchos historiadores se plantean si llegó a ser la enigmática ciudad Hibera. Si fuera así, Tortosa habría dado nombre al río Ebro (Iber) y a toda la península. Como prueba de su esplendoroso pasado, Tortosa luce el impresionante castillo de la Zuda, la catedral de Santa María, torres, murallas,monasterios y elegantes edificios modernistas.  

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POR LA FACHADA FLUVIAL 

El propio río es otro de los grandes tesoros de Tortosa. Una excelente manera de conocerlo es a bordo de Lo Sirgador (losirgador.com/es), un barco tradicional que ofrece salidas por su fachada fluvial y su paisaje de ribera. Navegar río abajo mientras el sol se esconde detrás del macizo de Els Ports coronará cualquier jornada en las tierras del Ebro con un halo mágico e irrepetible. El recorrido habitual es de una hora y su precio varía según la ruta, la temporada, si incluye vermut o música en vivo… 

BARCAS DE PERCHAR 

Pedaleando por el camino natural de Tortosa a Deltebre y atravesando campos de arroz se llega a MónNatura, un interesante centro de interpretación del Delta en el que se recrea la actividad salinera, una de las más importantes de la zona. Sus salinas, construidas a escala, muestran unas balsas artificiales donde el agua del mar se va evaporando gracias al efecto del sol y del viento para obtener sal común. Otra experiencia es subirse en su embarcadero a una pontona, las barcas de perchar típicas del Delta del Ebro, para experimentar la navegación en aguas poco profundas (monnaturadelta.com). Su precio, 10 € con visita guiada, 8 € visita libre.  

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EL MEJOR OBSERVATORIO 

En otoño, con la ayuda de prismáticos y telescopios, desde el mirador 360° de MónNatura se pueden llegar a ver más de 300 especies de aves, una de las comunidades más ricas de la península, así como los diferentes elementos característicos de la zona: desde la laguna de La Tancada hasta las antiguas salinas de Sant Antoni, sin olvidar la hermosa extensión de arena de la playa de El Trabucador. Espiar a la gaviota de Adouin, a la garza imperial o a las familias de flamencos desde este estratégico enclave es todo un privilegio. 

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LECCIONES DE PESCA 

Aquellos que deseen una inmersión en la cultura local deben encaminarse a la laguna de L’Encanyissada, en la carretera de La Ràpita a Poble Nou –este último destaca por sus calles ajardinadas, con palmeras y casas blancas de estilo colonial-, donde la Cofradía de Pescadores de Sant Pere, una de las más antiguas de Europa, introduce al visitante en la pesca de la pantena (enlarapita.com/es). Con el objetivo de dar a conocer este patrimonio cultural, los propios pescadores ofrecen explicaciones sobre la pesca de lubinas, anguilas y cangrejo azul, así como una degustación del producto recién pescado acompañada de vermut. 

A BORDO DE UNA MEJILLONERA 

También auténtica y con sabor, pero además chic, es la experiencia de degustar ostras y mejillones de la bahía en una mejillonera (musclarium.com). La aventura comienza con un viaje en lancha hasta esta, donde se da a conocer la historia de esta actividad tan arraigada al territorio y se prueban las delicias gastronómicas. A la hora de la puesta de sol, contemplar la superficie irisada del mar mientras el cielo se enciende en infinidad de tonalidades ambarinas es, además, un momento único. Precio: 25 € (2 horas). 

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EN BICICLETA

Pedaleando se puede recorrer la vía verde de la Val de Zafán, que discurre a través del Parque Natural del Ports y descubre un precioso paisaje de montaña que contrasta con las llanuras del Delta. Conviene comenzar la ruta en Horta de Sant Joan, lugar en el que Pablo Picasso residió en dos ocasiones, y desde allí tomar la Vía Verde en sentido sur por la antigua vía férrea del Valle de Safán. Cruzando entre abruptas montañas, bosques de pino silvestre y preciosos valles repletos de encinas se ven puentes, acueductos, túneles y antiguas estaciones reconstruidas. Es recomendable detenerse a la altura de Pinell de Brai para visitar su hermosa Catedral del Vi, un edificio cooperativista de estilo modernista de principios del siglo XX diseñado por César Martinell, discípulo de Antoní Gaudí. En Monsport (montsport.es/) ayudan con la ruta y/o el alquiler de bicicletas.  

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EL DESCANSO EN LA RUTA 

Dormir en el impresionante castillo de la Zuda, el actual Parador de Tortosa (parador.es) ofrece la experiencia añadida de disfrutar de magníficas vistas a la ribera del Ebro desde lo alto. En Xerta está Villa Retiro (hotelvillaretiro.com), un complejo de 5 estrellas en un entorno exuberante de carácter colonial y cuyo restaurante está reconocido con una estrella Michelin. También para disfrutar de la gastronomía y con un ambiente familiar, L’Algadir del Delta (hotelalgadirdelta.com), en Poble Nou.  

PARADA PARA COMER 

Deliciosas elaboraciones tradicionales prueban quienes se sientan en Tortosa a la mesa de La Torreta de Remolins (latorretaderemolins.cat), basadas en producto de proximidad con un toque de actualidad. Con una ubicación privilegiada, en la partida Encanyissada de Amposta y junto a la laguna de L’Encanyissada, L’Estany Casa de Fusta (restaurantcasadefusta.com) sirve recetas que quieren recuperar y mantener la tradición de la cocina deltaica. Otra buena elección es la Catedral del Vi (catedraldelvi.com), en Pinell de Brai, el restaurante de la bodega homónima, joya modernista de César Martinell, que presenta una cocina de autor con producto de temporada y de las Tierras del Ebro. 

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¿CUÁNDO IR AL DELTA DEL EBRO?

Diferentes pueblos del Delta del Ebro, como La Ràpita o Deltebre, celebran las fiestas del arroz escenificando los distintos trabajos que se llevan a cabo durante el ciclo de este cultivo. En septiembre, los visitantes pueden entrar en el arrozal a segar (en junio, a plantar). La mejor época para observar aves en el Delta del Ebro es el otoño.

CÓMO LLEGAR 

Tortosa es el inicio de la ruta y se encuentra a una hora de Tarragona, a la que se accede por la Autovía del Mediterráneo (A-7).