TARRAGONA

¡Marchando una de ostras sobre las bateas del Delta del Ebro!

Te van a buscar en lancha al puerto de Sant Carles de la Ràpita. En un abrir y cerrar de ojos, sobre las bateas donde se crían mejillones y ostras, estarás en medio del mar aprendiendo sobre el proceso de su cultivo, y disfrutándolos, recién sacados del agua, con un cava bien fresquito. Un planazo.

Por Elena del Amo

Plan hedonista donde los haya el que, en la bahía dels Alfacs, ideó no hace ni diez años el joven empresario Albert Grasa. El cultivo de mejillones y ostras sigue siendo la esencia del negocio, a cuyas bateas añadió poco más que una caseta y unas mesas para que pudiera venir gente a probarlos directamente adonde se crían. En mitad del mar, con la sierra del Montsià como telón de fondo, tuvo tanto éxito que no le quedó otra que ampliar las plataformas flotantes donde reciben a sus visitantes.

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Antes, claro, hay que llegar hasta ellas. Previa reserva, cada media hora parte del puerto deportivo de Sant Carles de la Ràpita la lancha, un tanto a lo James Bond, rumbo a una de las mejilloneras más antiguas del Parque Natural del Delta del Ebro, el segundo humedal más importante de España por detrás de Doñana.

Una vez sobre sus plataformas de madera se explican los secretos de estos criaderos, favorecidos por los nutrientes de la confluencia del agua dulce del delta y la salada del mar. «Hasta dentro de un par de semanas estaremos poniendo las crías de mejillón, que estarán listas hacia junio o julio, mientras que las ostras tardan más del doble en crecer, aunque, como sembramos todo el año, tenemos producto fresco también todo el año», afirma Pep, uno de los encargados de Musclarium (musclarium.com).

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PAYESES DEL MAR

Un vídeo muestra este proceso 100% artesanal, que su propietario compara con el trabajo de los payeses, pero en el mar. Desde cómo antaño se recogían por las rocas, hasta que empezaron a cultivarse en viveros, más conocidos como mejilloneras, donde los moluscos simplemente se «siembran» y se intentan proteger de los predadores, aunque es el mar el que hace todo lo demás. Pero mejor, cuando uno de sus acuicultores saca del agua alguna de las cuerdas donde se atan en hilera los moluscos y adiestra a los visitantes en la nada fácil tarea de abrirlos. Y más aún, al pasar a la degustación de sus fuentes de mejillones cocidos al vapor y sus bandejas de ostras rizadas u ostrón, de carne muy fina y sabrosísima. No es un restaurante, ni falta que hace, disfrutándolos rodeados de mar y con una copa de cava bien fresquito o un buen garnacha blanco de la Terra Alta.

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MUY PRÁCTICO

Hasta Semana Santa abren fines de semana y festivos; a diario en los meses de buen tiempo. Precio, con el taxi acuático, la visita y la degustación de mejillones y ostras, 25 €.