Las estrictas reglas que el príncipe Andrés y Sarah Ferguson tienen que cumplir en su casa de Windsor

La pareja que lleva casi tres décadas divorciada comparte residencia en el Royal Lodge, un edificio que goza de protección urbanística

Por Beatriz Castrillo

El príncipe Andrés, apartado de la vida oficial, y Sarah Ferguson viven juntos, a pesar de llevar casi 30 años (desde 1996) separados, desde hace algún tiempo en el Royal Lodge de Windsor, una propiedad protegida que antes utilizó la Reina Madre. Este histórico edificio está catalogado como particularmente importante y tiene un gran interés lo que hace que sus inquilinos tengan que seguir unas reglas sobre lo que pueden y no pueden hacer dentro de sus muros. 

El Royal Lodge data de mediados del siglo XVII y a lo largo de los siglos han sido muchos los Reyes y príncipes británicos que lo han usado como casa de campo. Esta residencia real es tan preciada por su valor histórico y arquitectónico que el duque de York tiene que hacer frente a una serie de gastos para que siga en perfecto estado.

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Además, cualquier modificación o pequeña obra de reparación que quieran hacer en la vivienda  necesita del pertinente permiso para que los cambios estén en consonancia con la historia y la estética de la finca. 

En agosto de 2003, la Crown Estate, la corporación  que atesora los terrenos y propiedades en el Reino Unido del monarca y que no son del Gobierno ni patrimonio privado del Rey, concedió un contrato de arrendamiento al príncipe Andrés por un periodo de 75 años que inicialmente se fijó en cinco millones de libras (algo más de cinco millones de euros ) y 7,2 millones (8 millones de euros) en los siguientes dos años después de mudarse. 

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El contrato también especificaba que el padre de las princesas Beatriz y Eugenia se hacía cargo de todos los gastos generados para restaurar o mantener el enclave. En el momento en que el duque de York quisiera finalizar el alquiler, la vivienda pasaría a ser de la Crown Estate. 

Royal Lodge se encuentra dentro de una gran finca de 8 hectáreas con unos jardines y terrenos dignos de una postal. De hecho, fue el lugar en el que las princesas Beatriz y Eugenia celebraron sus bodas y podemos conocer algunos rincones de esta magnífica vivienda por las imágenes del día a día que comparte Sarah Ferguson.