Las casas reales de todo el mundo tienen el próximo 6 de mayo apuntado en sus agendas y, poco a poco, han ido confirmando su asistencia a la coronación de Carlos III en la Abadía de Westminster. De momento la información sobre la presencia de realeza extranjera que proporciona el Palacio de Buckingham es mínima, pero las agendas de otros soberanos indican que, además de la ceremonia de coronación, se celebrará una recepción previa para los miembros la realeza que se desplacen a Londres. Esta no es una innovación del reinado de Carlos III, es un gesto para honrar la presencia de representantes extranjeros que ya tuvo su madre, Isabel II, en 1953 y en la que una joven reina Sofía estuvo presente.
Durante siglos –esta ceremonia se repite desde 1066- la tradición dictaba que ningún otro miembro de la realeza coronado debía presenciar la coronación de un monarca británico, ya que se entendía que esta ceremonia sagrada es un acto íntimo entre el nuevo soberano y su pueblo ante la presencia de Dios. Isabel II respetó esa tradición, pero invitó a miembros que no estaban coronados, como el emperador Akihito, que asistió a la coronación como príncipe heredero. Además, celebró dos banquetes de coronación en los días sucesivos (el 3 y el 4 de junio de 1953) en el Salón de Baile del Palacio de Buckingham. Cuatrocientos invitados y ciento veintinueve países estuvieron representados entre las dos citas, la más llamativa fue la que acogió a la realeza extranjera en la noche del 3 de junio, en la que se brindó, entre otros, con Châteu Lafite de 1934.
Foto a foto: Las otras 'coronaciones' del siglo XXI
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A esa velada histórica acudió la reina Sofía con 14 años, un viaje que no olvida ya que fue uno de sus primeros viajes internacionales. Por aquel entonces la princesa griega –que además era la hija mayor de los reyes Pablo y Federica- estudiaba en el riguroso internado alemán de Schloss Salem, sin embargo, hacía alguna salida familiar o protocolaria. En 1952 salió para ir a los ochenta cumpleaños de Margarita de Hesse, octava hija del káiser Federico III, y en 1953 acompañó a sus padres a la reunión más importante de la realeza después de la Segunda Guerra Mundial: la coronación de Isabel II.
Doña Sofía, que al año siguiente conocería al entonces príncipe Juan Carlos a bordo del crucero Agamenón, acudió a las ceremonias y bailes que se celebraron después de la coronación, es decir, ese banquete que se celebró al día siguiente en el Palacio de Buckingham. "También había estado en Balmoral, durante un picnic, acompañando a mi padre. También la reina Isabel había venido a Grecia, así que ya la conocía. Es una mujer simpática, muy sencilla y con mucho sentido del humor", explicaba la reina Sofía en los años noventa. Hay que recordar que Isabel II era prima de la reina Sofía y también del rey Juan Carlos, ya que ambos descienden de la reina Vicotria, que tuvo 9 hijos y 42 nietos que emparentaron con toda la realeza europea; además el marido de Isabel II, Felipe de Edimburgo, era primo del rey Pablo de Grecia, es decir, tío segundo de la reina Sofía.
La novedad de Carlos III
Como parte de su plan para actualizar la ceremonia, Carlos III parece que ha tomado la decisión de cambiar los planes. Es decir, ha invitado a otras "cabezas coronadas", jefes de Estado extranjeros y príncipes herederos a su coronación y, además, abrirá las puertas de Buckingham para una recepción de carácter familiar donde tiene cabida el pasado y el futuro. Eso indica comunicación oficial que ha llegado esta semana desde los Países Bajos confirmando que la princesa Beatriz (reina hasta el 2013) y la princesa Amalia, heredera al trono, acudirán al encuentro que se celebre en la víspera, mientras que Guillermo y Máxima, reyes de los Países Bajos acudirán a la coronación, ceremonia a la que, según la agencia EFE, acudirán también el rey Felipe VI y la reina Letizia.
Esta forma de gestionar la presencia de la realeza extranjera en Londres puede ser novedosa para la Casa Real británica, pero hay que recordar que tanto los reyes de los Países Bajos como los emperadores de Japón, Naruhito y Masako, organizaron algo similar para los miembros de otras casas reales y mandatario extranjeros. El resultado fueron encuentros de los que hacen historia.
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