Los Reyes, junto a don Juan Carlos y doña Sofía y las infantas Elena y Cristina, en el solemne funeral de doña Pilar

Don Felipe y doña Letizia han arropado a los cinco hijos de la duquesa de Badajoz, en un funeral que ha tenido lugar en el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial

Por Beatriz Castrillo

Los reyes Felipe y Letizia se han desplazado hasta el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial donde este miércoles ha tenido lugar el funeral por la infanta Pilar, la hermana mayor del rey Juan Carlos, que falleció el pasado 8 de enero a la edad de 83 años en la Clínica Ruber Internacional de Madrid, padecía cáncer de colón. Tras su incineración y su entierro íntimo, por expreso deseo de la familia, ha tenido lugar esta mañana la despedida pública. Un funeral solemne, que no es de Estado, pero que ha tenido como escenario uno de los monasterios más estrechamente ligado a la Corona española desde su fundación en el siglo XVI. A este homenaje también han acudido don Juan Carlos y doña Sofía, además de las infantas Elena y Cristina, en un nuevo reencuentro de Felipe VI con su hermana mediana.

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Minutos antes de que comenzara el responso, han sido muchas las personalidades que se han acercado hasta la basílica. El duque de Alba, la baronesa Thyssen; su hijo Borja Thyssen con su mujer, Blanca Cuesta;  Eugenia Martínez de Irujo, acompañada de su marido, Narcís Rebollo; Kalina de Bulgaria, con su marido, Kitín Muñoz... Se han acercado hasta el Monasterio de el Escorial para arropar a los cinco hijos de la Infanta: Simoneta, Juan, Bruno, Beltrán y Fernando. 

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A las 12 del mediodía, don Felipe y doña Letizia llegaban al Real Monasterio, en la parte trasera de un coche oficial, instantes antes del inicio del servicio religioso, que han presidido. Tras el ofrecimiento, a la entrada de la Basílica, del agua bendita y el Lignum Crucis por parte del prior, los Reyes se dirigieron al altar mayor bajo los acordes del Himno Nacional donde les esperaba monseñor Juan del Río, arzobispo castrense, que fue quien ofició la liturgia. El funeral, en el que se ha leído la lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos, se ha escuchado música de  Tomás Luis de Victoria, del compositor y pianista francés Gabriel Urbain Fauré y de Mozart, piezas que ha interpretado la Escolanía del Monasterio, bajo la batuta del director José María Abad Bolufer y el organista Pedro Alberto Sánchez. La ceremonia se ha cerrado con la banda sonora de la película La Misión de Ennio Morricone. Al término del funeral los Reyes y don Juan Carlos y doña Sofía dieron el pésame a la familia de la duquesa de Badajoz.

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 Entre las autoridades asistentes al funeral se encontraban la presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet; el presidente del Tribunal Constitucional, Juan José González Rivas; el presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Lesmes; la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Carmen Calvo; el nuncio apostólico de la Santa Sede en España, Bernardito Cleopas Auza; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso; el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida; y la alcaldesa de San Lorenzo de El Escorial, Carlota López Esteban.

El de este miércoles es el primero de los funerales que tendrán lugar esta semana en recuerdo de la primogénita de los condes de Barcelona. El viernes, la Catedral de La Almudena de Madrid será el escenario que acoja a las 19:00 horas una misa por el descanso del alma de la Duquesa. La presencia de los Reyes y de don Juan Carlos y doña Sofía, que se producirá un día después del 52º cumpleaños de Felipe VI, aún no ha sido confirmada.

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La infanta Pilar podía haber sido enterrada en el Panteón de Infantes de El Escorial, pero por expreso deseo de la familia Gómez- Acebo de Borbón sus exequias se celebraron “en las más estricta intimidad familiar”. Al poco de fallecer, los restos mortales de la hermana mayor de don Juan Carlos fueron trasladados a su domicilio de la urbanización Puerta de Hierro de Madrid, donde quedó instalada la capilla ardiente. Hasta allí se acercaron los reyes Felipe y Letizia, los reyes Juan Carlos y Sofía y las infantas Cristina y Elena, con sus hijos, además de otros familiares como Laura Ponte, exmujer de Beltrán Gómez- Acebo, con sus hijos Laura y Luis. Rota de dolor, la modelo y diseñadora no pudo contener las lágrimas y se refirió a la abuela de sus hijos como “la mejor. Una mujer maravillosa” que la recordará por “su corazón”.

El pasado 10 de enero, los Reyes arroparon a la familia Gómez- Acebo en el entierro de doña Pilar, que dejó dicho en vida que fuera incinerada y que sus restos descansaran para siempre al lado de su marido y padre de sus cinco hijos, Luis Gómez- Acebo, fallecido en 1991. A una despedida en la que tuvieron estuvieron don Juan carlos, las infantas Elena y Cristina y Felipe de Marichalar, además de la infanta Margarita, que acudió al camposanto con su marido, Carlos Zurita, y sus dos hijos María y Alfonso.

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La muerte de Pilar de Borbón se produjo solo tres días después de su ingreso. El pasado año se la diagnosticó un cáncer de colon que la obligó a pasar por el quirófano en febrero y a someterse a un tratamiento de quimioterapia. A pesar de que su estado de salud se vio debilitado en los últimos meses, ella seguía al frente de sus compromisos y en noviembre no quiso faltar a la celebración del rastrillo benéfico de la asociación Nuevo Futuro, de la que era presidenta de honor. Fue la última vez que se la vio.

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La primogénita de los condes de Barcelona fue siempre una mujer adelantada a su época y con una gran personalidad. Conoció desde bien pequeña el exilio en Portugal, Francia e Italia, lo que hizo que dominara el inglés, francés, portugués e italiano. Cursó enfermería y ejerció como tal trabajando como voluntaria en varios hospitales. En 1954 celebró su puesta de largo, coincidiendo con su mayoría de edad. Poco después, y aunque su padre tenía pensado casarla con el rey Balduino de Bélgica, contrajo matrimonio con el aristócrata Luis Gómez-Acebo en Lisboa en 1967. Por amor renunció a sus derechos dinásticos, tanto para ella como para sus descendientes.

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