A excepción de las escasas imágenes que fueron captadas de la princesa Leonor y la infanta Sofía hace justo un mes, cuando volvieron al cole, llevábamos sin ver a las hijas de los Reyes desde su tradicional posado veraniego en Mallorca. La Princesa de Asturias y la Infanta han reaparecido con motivo de la Fiesta Nacional, y el escenario no podía ser más diferente: de los soleados parajes de la isla pitiusa a las calles empapadas de Madrid en un día en el que la lluvia no ha conseguido aguar la fiesta.
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Leonor y Sofía han llegado a la plaza de Neptuno en un vehículo tras el Rolls-Royce en el que viajaban sus padres, los reyes Felipe y Letizia. Las dos han bajado del coche llevando sendos paraguas transparentes para protegerse de la lluvia. En lugar de las ligeras chaquetas que llevaban el año pasado, han lucido elegantes abrigos de doble botonadura, casi idénticos, aunque de diferente color: azul oscuro, en el caso de Leonor, y rojo intenso, en el de Sofía. Las dos llevaban bailarinas y uno de sus peinados favoritos con trenzas.
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Ha llamado la atención lo formales que se han mostrado las dos, que ya se conocen al dedillo el protocolo en este tipo de situaciones y lo han cumplido a la perfección. Tras los saludos a las autoridades que les esperaban, la princesa Leonor y la infanta Sofía se han colocado junto a sus padres en la tribuna de honor para presenciar los actos del desfile.
Si bien al principio las hemos visto muy prudentes e incluso algo serias, poco a poco se han ido animando, charlando entre ellas y con su madre, la reina Letizia, que estaba situada a la derecha de Leonor y de vez en cuando les dedicaba gestos cariñosos. El rey Felipe, por su parte, aprovechaba para explicarles algunos de los detalles del acto militar. En el momento del desfile aéreo, las niñas han mostrado gestos de sorpresa y diversión, y al paso de la cabra de la legión no han podido contener la risa.
Concluidos los desfiles, han abandonado la tribuna junto a los Reyes y se han despedido de las autoridades con la misma corrección que a su llegada, y es que han aprendido muy bien de sus padres.
