La última princesa que ha visitado el Sha Wellness, el refugio alicantino de ricos y royals

Patricia de Belzunce d’Arenberg, viuda de Rodrigo d’Arenberg y novia del famoso intelectual francés Jean-Paul Enthoven, ha recalado en esta clínica, meca saludable para las élites mundiales

Por Martín Bianchi

En el pequeño municipio de Altea, en la provincia de Alicante, la familia Bataller levantó hace diez años la Sha Wellness Clinic, un templo del bienestar que en solo una década se ha convertido en el refugio preferido de las élites mundiales. Desde la jequesa Mozah bint Nasser al-Missned, mujer del poderoso ex emir de Qatar Hamad bin Jalifa Al Thani, hasta la princesa Beatriz de Orleans, son muchas las royals que ya han elegido esta clínica como meca saludable.

La última princesa que ha caído rendida a los encantos y tratamientos del Sha es una de las mujeres más elegantes y enigmáticas del mundo. Se trata de Patricia de Belzunce d’Arenberg, viuda del príncipe Rodrigo d’Arenberg y novia del famoso intelectual francés Jean-Paul Enthoven. La princesa d’Arenberg, que en sus años de juventud fue una conocida modelo y presentadora, ha pasado unos días de relax en el Sha y lo ha compartido en sus redes sociales.

Patricia de Belzunce d’Arenberg vive, literalmente, arriba de un avión. Pasa largas temporadas entre su piso del Parque Monceau de París, donde es vecina de la legendaria condesa Jacqueline de Ribes, y sus residencias de Miami, Punta del Este, Buenos Aires y su pueblo natal, Montepulciano, en la Toscana. También suele visitar a su primo y gran amigo el príncipe Charles-Antoine de Ligne en el Château d’Antoing, el castillo familiar en Bélgica. Y ahora ha incluido el Sha de Altea en su trepidante itinerario de jet setter.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

#Amsterdam #birthdaygirl @alexandermcqueen

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La vida de esta princesa es un auténtico cuento de hadas moderno. Conoció a su marido, el príncipe d’Arenberg, en la década de 1980, en Buenos Aires. Entonces ella era una joven modelo, y él, un playboy veinte años mayor, hijo del marqués Henri de Belzunce y de Marie-Thérèse de la Pöeze d’Harambure y jefe de la rama belga de una de las casas principescas más antiguas de Europa.

Tras aquel primer encuentro, cada uno proseguiría por su camino. Pero el destino les tenía reservado un nuevo encuentro. El flechazo llegó algunos años después, en Montecarlo, cuando las pasarelas y los sets de la televisión uruguaya, donde Patricia tuvo por muchos años un programa, la llevaron a coincidir una vez más con el príncipe, uno de los hombres más cotizados del Gotha.

Durante dos décadas, los príncipes d’Arenberg formaron una las parejas más atractivas y glamurosas de la jet set. Sus fiestas en Villa d’Arenberg, su casa en las playas de Punta del Este, en Uruguay, son legendarias. En 2007, Patricia enviudó repentinamente. Unos años después, rehizo su vida con el editor y periodista Jean-Paul Enthoven, uno de los pensadores más importantes de Francia y exnovio de Carla Bruni.

Ahora, Patricia es un icono de moda en Francia. Según la Federación de Alta Costura, el órgano rector de la industria de la moda francesa, solo existen entre 800 y 2.000 clientas de haute couture en todo el mundo. Patricia es una de ellas. Entre sus firmas preferidas figuran Jean Paul Gaultier, Óscar de la Renta, Lanvin y Valentino. Hace unos años, Stephen Allen Schwarzman, fundador del fondo de inversión Blackstone, la fichó como consejera de la maison Versace y el nombre de la princesa d’Arenberg ya es habitual en las galas del Metropolitan de Nueva York y el Museo de Orsay de París. Seguramente, su paso por el Sha de Altea sea el prólogo de su siguiente aparición en una de las elegantes fiestas de la alta sociedad parisina.