Ilustrador©Steve Smallman

Entrevista

Cómo despertar la imaginación de los niños, según Steve Smallman

El autor de ‘La ovejita que vino a cenar’, un clásico ya de la literatura infantil, nos revela algunos trucos sencillos para guiar a los peques que quieran plasmar su creatividad sobre el papel

Steve Smallman es el autor de La ovejita que vino a cenar’ (Beascoa), uno de los libros favoritos de los más pequeños, que se quedan enganchados a la trama, pero también de los padres por los valores que transmite la historia. Traducido a varios idiomas y editado en países de todo el mundo, se ha convertido en un auténtico clásico de la literatura infantil y en el primero de una colección que tampoco defrauda a los niños. Ahora, la familia crece y este ilustrador y escritor británico ha venido a España a presentar el último libro de la saga, El armadillo que vino a cenar. Hemos charlado con él y, además de revelarnos detalles acerca de la historia, nos ha contado algún secreto sobre el próximo amigo que se unirá a la peculiar pandilla de la ovejita Estofado y el viejo lobo…

Nos ha indicado también algunos consejos muy prácticos para ayudar a nuestros hijos a buscar inspiración y a despertar su creatividad a la hora de contar historias, ya sean escritas o dibujadas.

Todos sabemos que es importante atraer a los niños a la literatura; ¿por qué dirías que es importante atraer a los niños a la literatura, a los cuentos, antes incluso de que sepan leer?

Porque creo que los libros pueden abrir un mundo nuevo para los niños; pueden aprender mucho, pueden desarrollar su imaginación… Donde quiera que estén, pueden viajar a otro mundo.

Además, he de decir que compartir un libro con un niño pequeño es algo realmente maravilloso. Esa conexión que se establece es fuertísima por el hecho de estar pasando las páginas de un libro y contando una historia. Es algo mágico lo que sucede.

¿Qué consejos le darías a un niño para que aprenda a encontrar su inspiración, ya sea tanto a la hora de contar historias como de plasmar su creatividad con un dibujo?

Yo creo que es un muy buen punto de partida ir siempre a todas partes con un cuaderno de dibujo, porque así, si se te ocurre una idea, la puedes dibujar o puedes anotar algo rápido. Y no tiene por qué ser bonito ni estar bien hecho; se tiene que perder el miedo a esa idea de hacerlo mal. Yo, cuando empecé a escribir, también regresaba mil veces a los textos y los cambiaba una y otra vez y tardé en darme cuenta de que lo importante no era hacerlo todo bien a la primera o cuánto acabar escribiendo, sino que lo realmente importante era cómo todo aquello me inspiraba.

Y el otro consejo es escribe lo que a ti te haga gracia, porque si lo que tú dices no te emociona y no te hace reír, no puedes pretender que sí lo haga con los demás.

Vas a menudo a colegios a hacer visitas y a leer los cuentos a los niños. ¿Qué les dices? ¿Les das algún consejo?

Una cosa que hago con ellos, por ejemplo, es que como yo era ilustrador, hacemos una lluvia de ideas para los niños, que me dan sus ideas y luego hago una ilustración para plasmarlas todas. Dibujamos juntos, con todas sus sugerencias, y al final les dejo la ilustración para que los niños y niñas escriban la historia que acompaña.

La ovejita que vino a cenar es un clásico en mayúsculas de la literatura infantil. ¿Cómo te sientes con el éxito alcanzado?

Estoy encantado. La verdad es que es una historia que me gusta mucho; he escrito más de 100 libros, pero esta sigue siendo mi preferida. Cuando la leo delante de un público, desde niños pequeños hasta sus abuelos, todo el mundo acaba cautivado por la historia y eso realmente es algo maravilloso, aunque creo que se debe más a la suerte que a ningún buen juicio por mi parte.

Steve Smallman©Beascoa

 

¿Cómo surgió la historia de ‘La ovejita que vino a cenar’?

Surgió cuando me di cuenta de que mis cuatro hijos ya estaban muy mayores para hacer el tipo de cosas que les gusta hacer a los niños pequeños y que a mí me seguía gustando hacer, y me dije que quizá tendría que esperar a ser abuelo para volver a hacer todas esas cosas con mis nietos y para volver a ver las cosas desde los ojos de un niño. Y de ahí se me ocurrió esta historia. Sin embargo, no quería partir de un tópico; no quería empezar con el oso mayor y un bebé oso... Se me ocurrió la idea de juntar a dos animales que parezca que no se van a llevar bien: un lobo y una oveja. Y de ahí surgió todo.

La historia que cuenta cada uno de los libros de la colección, gira en torno a valores más allá del propio cuento (el verdadero valor de la amistad, romper con prejuicios, diversidad…); ¿era un objetivo en sí en el momento de comenzar a escribir el cuento o lo fuiste perfilando después?

No, pero a medida que la historia evolucionaba y me daba cuenta de que el lobo no necesitaba algo para comer, sino alguien para querer, el resto de historias emprendieron este camino, también de una forma bastante natural, de ser uno mismo y de poner un poco el amor en el centro.

 

Acaba de salir un nuevo libro de la colección ‘El Armadillo que vino a cenar‘. ¿Sigue la misma línea de los otros libros de la colección?

A los armadillos lo que les pasa es que son muy duros por fuera, pero blanditos por dentro y yo quería reflejar esta cualidad. Además, es un personaje torpe, que está todo el rato chocando con cosas. Y Estofado, que es el nombre que tiene la ovejita, cree que lo que necesita es un abrazo, pero él no quiere nada de abrazos. Aunque, bueno, al final esto todo quizá va a cambiar…

Son libros que enganchan verdaderamente a los niños, que se quedan ‘pegados’ a la historia; ¿cómo lo haces? ¿Sigues algún tipo de técnica para lograrlo?

El truco es que en la cabeza, en la mente, tengo un niño de cinco años.

Cuando tus hijos eran pequeños, ¿les leías cuentos o preferías inventar historias para ellos?

Teníamos muchísimos cuentos y tenían algunos favoritos que leíamos una y otra vez. Pero la cuestión es que, cuando mis hijos eran pequeños, yo aún no escribía, era ilustrador, así que les hacía muchos dibujos.

¿Y ahora a tus nietos? ¿Le lees tus libros?

Sí, leo mis libros a mis nietos y es una alegría total. Claro. Ahora mi nieto Henry, que tiene siete años, escribe cuentos y me pide que se los ilustre.

¿Vendrán más libros después de la misma colección de ‘La ovejita que vino a cenar’?

Acabo de terminar el séptimo libro de la serie. No sé si puedo contártelo, pero lo voy a hacer: va de un elefante.

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