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Logopedia

¿Existe relación entre las dificultades del habla y los problemas con la alimentación?

Aunque ambas funciones comparten órganos para poderse llevar a cabo, las tareas neurológicas que se encargan de programarlas son diferentes

Dado que la alimentación y el habla se sustentan en la musculatura de la cara para poder llevar a cabo correctamente sus funciones, tradicionalmente se vinculaban los problemas de una y otra, “pero esto no es así”, afirma Celia Clavero, logopeda del centro de Neurovida en Argüelles, en Madrid. “De hecho, hay diferentes artículos, entre ellos de autores como Franklin Susanibar (uno de los referentes actuales en logopedia), que sostienen que, aunque sean estructuras comunes, las tareas neurológicas que se encargan de la programación de esos actos motores son diferentes, así como la coordinación y la fuerza que se necesita para realizar estos movimientos y para llegar a tener la articulación correcta de alguno de los sonidos del habla, como por ejemplo la alimentación”.

Si bien es cierto que hay niños que presentan dificultades en ambas funciones y que al tratar una de ellas mejora la otra, el desarrollo de ambas tiene lugar en etapas evolutivas diferentes, de modo que “la alimentación es previa al habla”. Estos datos son importantes tanto para dar con las causas del problema con el que se encuentra el niño, como de cara a seguir una terapia adecuada para tratarlo.

Etapas en el desarrollo relacionadas con la alimentación y el habla:

  • Musculatura facial. A partir de los seis meses de vida del bebé es cuando se estipula que debe comenzar a introducirse la alimentación complementaria. Sin embargo, “en ocasiones, esta introducción de sólidos se aplaza hasta el año o posterior al año y, como consecuencia de ello, hay alteraciones en el desarrollo de la musculatura facial, encontrándose ésta en hipo función y con debilidad”. De ahí en parte que se haya relacionado mucho tiempo la correcta introducción de sólidos y una masticación correcta con problemas del habla, pero “no necesitamos esta fuerza y estos actos motores programados para el habla, aunque haya algunos órganos articulados que sean comunes” a una y otra función, aclara la logopeda.
  • Aparición del habla. Después de la introducción de la alimentación complementaria y “del desarrollo inicial de la musculatura orofacial” es cuando aparece el habla. “Podríamos decir que las primeras palabras intencionadas aparecen (o deberían aparecer) en torno a los 12 meses”. Lo que escuchamos con anterioridad al bebé son “proto palabras, gorjeos y algunos sonidos vocálicos”. Si esta fase del desarrollo no se produce, es preciso comprobar “si existe o no algún problema para la recepción del sonido” y por qué.

Posibles causas de dificultades en el habla

  • Problemas auditivos. “Es común observar que a partir de los dos años y medio o tres años, cuando ya empieza ese lenguaje telegráfico (unir palabras, decir frases…), vemos que hay muchos niños que tienen otitis de repetición”. Esta afección impediría al niño percibir los sonidos de manera clara. Cuando ocurre esto, “al final tenemos distorsiones, sustituciones u otros errores de algunos fonemas concretos que producen que el habla sea menos inteligible”.
  • Falta de estímulos. En esta fase del desarrollo entraría en juego otras variables, “como que pueda haber una menor o mayor estimulación, tanto con iguales como con personas más mayores que tengan un modelo de habla correcto”. Si el niño no ha sido expuesto con la suficiente asiduidad a conversaciones, le resultará mucho más difícil adquirir la capacidad de hablar correctamente. En este sentido, a raíz de la pandemia, “que en los últimos años se ha observado un aumento de los niños que acuden a la logopedia con un retraso en la adquisición tanto del lenguaje como del habla”, lo que está directamente relacionado con una menor exposición de estos niños a los estímulos necesarios para el correcto desarrollo del lenguaje y del habla.
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Posibles causas de dificultades con la alimentación

Cuando nuestro hijo no come correctamente, lo primero que hay que tener en cuenta es si “tarda más en comer diferentes alimentos, qué tipo de alimentos son con los que presenta esta dificultad, si siempre pasa con este tipo de alimentos, con los mismos sabores, con las mismas consistencias…”. Quien debe valorar estas circunstancias es “un logopeda especialista en motricidad o facial”.

Se encargará de analizar “tanto la parte sensorial como la parte motora para ver qué es lo que puede estar pasando y por qué está alterada esta función: si hay movimientos descoordinados, si hay debilidad de la musculatura facial, si no ha habido una correcta introducción de alimentos a la edad que debería y ahora le estamos pidiendo algo a lo que no está acostumbrado…” Como vemos, son diferentes los motivos que pueden provocar esa alteración y averiguar cuál de ellos se encuentra detrás es fundamental para poder tratarlo.

Valorar un posible trastorno neurológico

Un trastorno neurológico o estructural podría afectar tanto al habla como a la alimentación. “Si estamos hablando de que no existe ningún problema en ese desarrollo neurológico y que hay otras estructuras tanto en la cavidad oral como relacionadas con la misma que no se encuentran alterados, podemos obtener en la mayoría de los casos unos resultados muy buenos”, asegura la experta. “Por ejemplo, si estamos hablando de un niño que tiene 18 meses, que todavía no ha empezado con la introducción de sólidos y empezamos progresivamente sin ver que haya un rechazo sensorial -o habiéndolo, pero corrigiéndolo desde el inicio-, podremos introducir diferentes sólidos para que se vaya desarrollando progresivamente la motricidad y la musculatura facial”.

 

“Lo mismo sucede con el habla”, apunta. “Si a nosotros nos llega un niño, en el que se ha descartado que haya cualquier tipo de problema neurológico relacionado con la adquisición del lenguaje (sobre todo a nivel comprensivo y expresivo)”, sino que su problema tiene que ver únicamente con el habla, “le derivamos al otorrino para comprobar que no haya ninguna dificultad en la audición de manera de manera permanente”.

Si no hay un trastorno neurológico ni una alteración estructural, es más que posible que “el tratamiento de logopedia se consiga al 100%” de resultados. “Hay otros casos en los que se produce una alteración neurológica donde, por supuesto, con tratamiento y logopedia van a mejorar mucho, pero si tenemos esa parte estructural alterada, no siempre podremos llegar a conseguir ese 100%”.

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