Tras elegir las telas, nos cuenta que se las probaba y el modista le proponía opciones sobre la marcha. "Es muy exigente, si algo no le convence o no lo ve claro, te lo dice sin problema, y hasta que no se queda completamente satisfecho con el resultado, no para de trabajar. Al ser tan perfeccionista Rafa, me sentí comodísima y segurísima con el vestido, sentía que estaba literalmente diseñado y creado para mí. Tuve la suerte de que la mañana de la boda pudiera acompañarme cuando me estaba preparando, asegurándose de que todo estaba en su sitio, transmitiéndome confianza y cariño". Tal ha sido la conexión que han tenido, que incluso fue el encargado de crear los looks de su madre y su hermana. Y esta, seis meses después, también lo elegió como diseñador de su vestido de novia.