No siempre podemos ir al gimnasio o entrenar en casa como desearíamos, la vida tiene momentos en los que por trabajo, enfermedad o responsabilidades familiares nos es imposible seguir con el ritmo de entrenamiento y ejercicio físico. Cuando eso ocurre lo habitual, es que nuestro organismo acuse la falta de ejercicio y que perdamos forma física de forma evidente y muy rápida.
Todo lo que nos produce beneficios saludables en nuestro organismo parte de un hábito, de una actitud continuada, bien sea alimentarnos con una dieta equilibrada como realizar ejercicio para tonificar nuestro cuerpo. Cuando este hábito se corta, el efecto rebote es evidente, pero en el caso del ejercicio físico podemos acogernos a la memoria de los músculos, un concepto que no es tan automático ni milagroso como nos gustaría, pero que en todo caso juega a nuestro favor.
Pongamos el microscopio en nuestros beneficios musculares
El entrenamiento de nuestros músculos produce una estimulación de nuestras fibras musculares, lo que quiere decir que dichas fibras crecen y ocupan el espacio que antes podría ocupar la grasa. El trabajo en el gimnasio produce más fibras y esto nos dota de más fuerza y volumen.
Por eso no basta con unas cuantas sesiones de gimnasio, sino que es un proceso gradual en el que debemos cosechar una rutina suficiente para que poco a poco estas fibras crezcan. Por suerte, cuando detenemos nuestro entrenamiento y lo ponemos a cero no estamos destruyéndolas, sino que se quedan en pausa. Pero poco a poco se van atrofiando, pierden vigor, flexibilidad, compostura y fuerza. Entonces con el paso del tiempo dejan de lucir y podemos creer que simplemente ya no están.
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La memoria muscular significa que una vez que hemos generado esas fibras aún pasa mucho tiempo hasta que pueden llegar a desaparecer. Son como un recuerdo que podemos avivar y, claro está, cuanto menos tiempo tardemos en reincorporarnos al ejercicio, antes y mejor las podremos hacer “recordar”.
La alimentación es la clave
No basta con frenar el entrenamiento y recobrarlo pasado un tiempo, porque los músculos son capaces de recordar su tono al avivar la actividad de las fibras musculares, pero para que esta situación se materialice es indispensable cuidar nuestra alimentación.
Si además de dejar de hacer ejercicio bajamos la guardia con la alimentación le podemos decir adiós a la memoria muscular. Recobrar el tono muscular después de un tiempo sin entrenar es posible cuando nuestra dieta se mantiene saludable y equilibrada, con especial cuidado sobre las grasas.
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¿Qué es la amnesia de los glúteos?
Hay otro término relacionado con la memoria de los músculos y que hace referencia de forma concreta a los glúteos. El ser humano está inmerso en una sociedad sedentaria, sin embargo su organismo sigue siendo el mismo de cuando cazaba y debía sobrevivir diariamente a la amenaza de los depredadores. En este sentido, como especie, no estamos diseñados para pasar tanto tiempo sentados.
Según cual sea nuestro trabajo, podemos pasar más de 8 horas al día sobre una silla. Pasamos la mayoría del tiempo de nuestro transporte diario sentados. Y pasamos el tiempo de comer y de realizar relaciones sociales en mesas. ¿Cuanto tiempo al día utilizamos los glúteos para lo que fueron diseñados?
La amnesia de glúteos es un término que se refiere a que, como especie, debemos prestar una atención muy especial a esta parte de nuestro cuerpo, y trabajar en todo lo que podamos su activación, realizando trabajos de gimnasio especialmente dirigidos al tren inferior y recordándole a los glúteos que siguen vivos y que sus fibras recuerden que las añoramos y necesitamos.
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