La nórdica: una dieta que deberías conocer

Junto a la mediterránea es considerada por la OMS (Organización Mundial de la Salud) como una de las más saludables.

Por Cristina Soria

La dieta nórdica y la mediterránea se toman de la mano para alcanzar el primer puesto de las dietas más valoradas en todos los estudios sobre nutrición. Ambas ayudan a mejorar el funcionamiento del cerebro y reducen el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, cáncer y diabetes.

Sin embargo, los últimos datos ofrecidos por la Organización Mundial de la Salud reflejan que los países del mediterráneo están abandonando su dieta en favor de alimentos procesados y con alto contenido en azúcares, mientras que los escandinavos siguen fieles a su alimentación nórdica. Como afirma el estudio, los niveles de obesidad en Noruega y Dinamarca son los menores de europa y los de España, Grecia e Italia están entre los más altos. Aun así, existe un estudio de la Universidad de Copenhage que comparó clínicamente ambas dietas, la mediterránea y la nórdica, y llegó a la conclusión que esta última era más efectiva a la hora de perder peso, incluso sin reducir la ingesta de calorías.

Una de sus grandes diferencias radica en las grasas que utilizan: la dieta mediterránea emplea, sobre todo, aceite de oliva, mientras que en la nórdica predomina el uso del aceite de canola o colza. En cambio, tienen en común que las dos favorecen la aceleración del metabolismo. La dieta nórdica se basa en alimentos procedentes tradicionalmente de Europa del Norte: Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia. Y esta, al igual que la mediterránea, está estrechamente ligada a la identidad cultural y al aprovechamiento de los recursos naturales que tienen a su alcance. Es decir, aúna en un solo término, el de dieta nórdica, los conceptos de salud, contexto cultural y contexto local. La intención es aprovechar la tierra donde viven y la gran variedad de productos que tienen a su alcance.

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Pescado azul y crustáceos

Es el alimento protagonista debido a su tradición en la gastronomía escandinava. Destaca su gran aporte de ácidos omega 3 y vitaminas a nuestro organismo. El salmón es el más famoso de la zona, pero también son grandes consumidores de arenques y de atún. Los crustáceos son también muy consumidos por los escandinavos, ya que la gran mayoría de la población vive en la costa y se ha comprobado que este alimento ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares.

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Cereales integrales, a ser posible de cultivo ecológico

Los más consumidos son avena, centeno y cebada. La avena es rica en vitaminas, ayuda a regular el colesterol y a equilibrar el sistema nervioso; el centeno es rico en ácido linoleico, que limpia las arterias, es saciante y contiene magnesio, beneficioso para nuestra salud cardiovascular. La cebada regula los niveles de azúcar en sangre, tiene alto contenido en fibra que mejora el tránsito intestinal, en vitamina C para fortalecer nuestro sistema inmunológico, y en selenio que protege la piel del efecto de los radicales libres.

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Menos carne y, a ser posible, de caza

No solo reducen el consumo de carne, sino que evitan tomarla de granja. La opción ideal es la carne de alce, venado o reno, porque son animales que no se han contaminado al vivir en la naturaleza. Por lo tanto, ofrecen una carne de mayor calidad que aporta más nutrientes a nuestro organismo que una carne tratada con productos químicos. Además, sus carnes son muy sabrosas y bajas en grasas.

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Frutos del bosque en lugar de cítricos

Recomiendan tomar dos tazas al día de frambuesas, grosellas, moras, arándanos y todo tipo de bayas. Estos frutos son ricos en vitamina C, hierro y taninos, con un alto contenido en antioxidantes, entre ellos los polifenoles. Disminuyen el riesgo de desarrollar enfermedades del corazón e incrementan el colesterol bueno. El consumo de arándanos, en concreto, está especialmente recomendado a las mujeres para prevenir posibles infecciones en las vías urinarias.

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Cocina casera vs. 'fast food'

Se recomienda comer alimentos cocinados en casa, libres de aditivos y procedentes de paisajes salvajes. En principio, no les resulta muy complicado optar por elaborar comida casera porque el consumo de comida rápida, para tomar en la calle, no está fomentado como consecuencia de las bajas temperaturas a las que se exponen los países nórdicos durante gran parte del año.