Salones donde el color es protagonista

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Salón con paredes marrones y sofá verde.

Una de las tendencias que veremos en el próximo año es la explosión del color en el interior de nuestras casas. Los neutros ya no son los protagonistas, sino que los tonos más llamativos (de los más cálidos a los más fríos) van ganando terreno. Y, aunque parezca una alternativa arriesgada, y más cuando estamos tan acostumbrados a la serenidad de colores como el blanco, el beige, el topo o el greige, llega el momento de apostarlo todo por la vitalidad que regalan los tonos más vivos. Te damos 9 ejemplos donde el color protagoniza el salón. ¿Te apuntas a esta nueva tendencia?

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Salón con sofás grises y cuadros de colores.

Nos encanta el gris

Aunque lleva ya varios años entre los colores favoritos de los interioristas, el gris gana terreno esta temporada al aplicarlo a muchas más superficies. Sí, el sofá ha sido el mueble donde hemos visto el gris más frecuentemente, pero ahora se traslada a las paredes. Y este método vale para casi cualquier color. La clave está en elegir diferentes intensidades: una más clara para el sofá y otra más oscura para las paredes, o viceversa. Después, añade pinceladas de colores más llamativos, como el rosa, mediante otros textiles como los cojines o con la decoración de las paredes. Así es la propuesta del interiorosta Mikel Irastoza.

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Salón con sofá azul celeste y papel pintado en la pared de la televisión.

Un viaje al cielo

El azul cielo es un color arriesgado en decoración, ya que puede resultar demasiado frío. La clave está en elegir los materiales adecuados para que la calidez está asegurada. Es lo que hizo el interiorista Alberto Torres en este salón con influencias asiáticas y art decó. Los sofás con tapizado en terciopelo ayudan a subir la temperatura, como lo hace el bonito papel pintado que imita los cerezos en flor. También contribuye a ese objetivo el cojín mostaza que decora el sofá.

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Salón con estantería negra y cuadro amarillo y rojo.

Apostamos por los colores con carácter

No tengas miedo a aplicar colores más intensos en la decoración. Siempre que haya luz natural garantizada, son una apuesta segura y muy elegante. En este salón, del estudio Luzio Studio, la boiserie está renovada con un atractivo gris verdoso, que contrasta con el cuadro en rojo y amarillo que corona la chimenea. El color frío de la boiserie permite que los cálidos del cuadro llamen mucho más la atención que si se apoyara sobre una pared blanca. El sofá en negro, los cojines en mostaza y los adornos en rojo se mantienen en la misma gama cromática.

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Salón con detalles de color naranja y azul.

Discreto pero efectivo

Vale que en este salón dominan los tonos neutros. Pero, en realidad, los responsables de toda la personalidad y el carácter son los detalles en color. Naranja y azul contrastan y llaman la atención, incluso aplicándolo en detalles como los cojines o la mesa auxiliar. Pero hay un elemento que es definitivo: la alfombra de formas geométricas y con variedad de colores instala a este salón en el estilo más moderno y contemporáneo. Es un proyecto de la interiorista Pia Capdevila.

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Salón con paredes negras y fondo de estantería amarilla.

Contrastes que ganan

Una manera de llevar el color a tu casa sin equivocarte es mediante el contraste de colores fríos y cálidos. Así es este salón donde las paredes en negro se aprovechan de la luz natural para no sacrificar la amplitud del espacio. Pero hay un elemento que ayuda. Y mucho. Se trata de la librería encastrada con fondo amarillo y estantes retroiluminados, que ayudan a multiplicar la luz (¡nos encanta!). Y este contraste consigue un resultado urbano, moderno y muy actual. Es un proyecto de Coblonal Interiorismo.

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Salón con estantería boiserie pintada de azul.

El color gana hasta en espacios clásicos

Si crees que incluir el color es solo cosas de los salones modernos, no podrías estar más equivocado. También en los salones clásicos tienen cabida los tonos más llamativos. Por ejemplo, un sofá de un tono terracota o una boiserie renovada con una mano de pintura en azul bilbao pueden actualizar su imagen sin sacrificar su estilo clásico. Es lo que hizo la interiorista Raquel González en este salón, donde aplicó una mano de pintura a la antigua boiserie, dándole un nuevo aspecto.

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Salón con pared con molduras modernas pintada de azul.

Una pared de color

Las molduras en las paredes han pasado de ser un recurso del pasado a convertirse en una de las tendencias más repetidas en proyectos de interiorismo. Y es que sus líneas renovadas y aspecto moderno ha conquistado la decoración de interiores. Y su estilo moderno se une al color para dar un punto vital a la decoración. Ya sea a media altura, a modo de arrimaderos, o cubriendo por completo la pared, son una moda de la que es difícil escapar. Es lo que hizo la interiorista Pia Capdevila en este salón, donde la pared en azul grisáceo aporta carácter y se une al chéster del salón y a la lámpara art decó para crear un entorno moderno con influencias más tradicionales.

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Salón con sofás rosas, aparador azul y cojines de varios colores.

Explosión de color

Cierto que las bases neutras son la mejor oportunidad para incluir cualquier combinación de color que se nos ocurra. En este salón, el Estudio Beleta, se ha decantado por combinar un montón de colores pastel: desde el clásico azul, al femenino rosa pasando por el cálido amarillo. Y el resultado es equilibrado gracias a la disposición simétrica de los muebles y el color. ¿Resultado? ¡Increíble!

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Salón pequeño con sofá gris y cojines terracota.

También en salones pequeños

Y es que el color tiene cabida en cualquier tipo de salón. También en los más pequeños, aunque, de nuevo, la luz natural es clave. Aquí el gran sofá en color gris marengo protagoniza el espacio, pero son los detalles en amarillo de los cuadros y terracota de los cojines son los que llaman la atención.

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