El término modular ha sufrido cierta mala prensa durante mucho tiempo. Aunque nacieron antes, en los años 90 tuvieron un auténtico ‘boom’, aunque se asociaban a mobiliario de bajo coste, que adquiría especialmente gente joven para su primera vivienda. Sin embargo, actualmente poco tienen que ver con esta imagen. Los muebles modulares actuales han ganado en prestaciones, acabados y posibilidades, erigiéndose como una alternativa que poco (o nada) tiene que envidiar a los diseños a medida. Debes verlos como una auténtica inversión ahora que nuestros espacios se han vuelto polivalentes y los objetos que nos rodean son nuestros compañeros en el día a día.
1. Son (casi) como uno a medida
Aunque no lo son, y no vamos a relativizar la importancia de los muebles a medida, lo cierto es que las piezas modulares se pueden diseñar (casi) al milímetro, ajustándose a recovecos, plantas complicadas e, incluso, paredes curvas o columnas. Esto hace que los huecos muertos desaparezcan y se conviertan en puntos de almacenaje o librería. Para ponértelo fácil, puedes encontrar una gran variedad de módulos en diferentes alturas, dimensiones, anchos y profundidades para que vayas montando tu mueble final como si fuera un puzle.