La calabaza es una de las hortalizas que mejor se prestan para elaborar cremas, por su textura y por su sabor. Tiene la ventaja -además de sus grandes propiedades saludables- de que la encontramos durante todo el año en el mercado, ya que hay calabaza de verano y de invierno. Podemos aromatizarla con multitud de especias y/o hierbas, pero en este caso nos decantamos por el perfume del jengibre, del laurel y del tomillo, ¡una mezcla insuperable!
- 1 Kg de Calabaza sin piel ni semillas
- 2 ud de Chalotas
- 2 hojas de Laurel
- 1 cs de Jengibre fresco rallado
- 2 rama de Tomillo
- 1 l de Caldo de verduras
- 3 cs de Aceite de oliva virgen
- Sal
- Pimienta negra
- Pipas de calabaza
- 1 chorrito de Nata para cocinar vegetal
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1.
Troceamos la calabaza en dados.
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2.
Pelamos y picamos las chalotas que rehogaremos con el tomillo y el aceite en una cazuela grande durante 4 minutos.
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3.
Añadimos los dados de calabaza y salteamos 1 minuto.
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4.
Agregamos el laurel, mojamos con el caldo, salpimentamos, llevamos a ebullición y cocemos durante 25 minutos a fuego bajo.
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5.
Retiramos el laurel y el tomillo e incorporamos el jengibre rallado.
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6.
Mezclamos y cocinamos durante 5 minutos más.
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7.
Trituramos en la batidora y mantenemos al calor (podemos colarla si preferimos una textura más fina).
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8.
Finalmente, repartimos la crema en cuencos y decoramos con las pipas de calabaza, un toque de pimienta recién molida y un chorrito de nata vegetal.
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