La ONU investigará la situación de la princesa Latifa y Reino Unido pide pruebas de que siga viva

Los últimos vídeos de la hija del emir de Dubái, en los que asegura ser 'rehén' de su propia familia, han tenido una gran repercusión internacional

Por hola.com

La oficina de Derechos Humanos de la ONU se ha comprometido a investigar la situación de la princesa Latifa, una de las hijas del emir de Dubái, tras la difusión de unos vídeos en los que asegura ser "rehén" de su propia familia. Rupert Colville, portavoz del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, ha confirmado que "sin duda" plantearán las "nuevas informaciones" a las autoridades de Emiratos Árabes Unidos (EAU). Asimismo, no descarta que se puedan implicar otros organismos de la organización "una vez hayan analizado el nuevo material" difundido por la cadena británica BBC.

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El Gobierno británico, por su parte, ha pedido a Emiratos Árabes Unidos (EAU) que ofrezca pruebas de que la Princesa sigue con vida. “Dado lo que acabamos de ver, creo que la gente querría por humanidad ver que está viva y se encuentra bien”, ha declarado el ministro de Exteriores británico, Dominic Raab, citado por Reuters. El primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, también se ha pronunciado sobre este asunto. “Es algo que obviamente nos preocupa, pero la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas lo está estudiando. Creo que lo que haremos será esperar y ver qué consiguen. Estaremos pendientes”, ha dicho a los medios británicos.

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La princesa Latifa intentó huir sin éxito en 2002, cuando tenía 16 años. Tras ser descubierta, fue encarcelada. En 2018 lo volvió a intentar, pero la embarcación en la que viajaba fue abordada por fuerzas especiales emiratíes, según ha contado en los vídeos difundidos por la BBC. Latifa se opuso a su captura "pataleando y luchando". Incluso llegó a morder el brazo de uno de sus captores, pero le inyectaron un tranquilizante y fue trasladada a Dubái a bordo de un jet privado. Desde entonces permanece en arresto domiciliario, negándole el acceso a asistencia médica y legal en un inmueble blindado por la policía. 

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"Estoy en una casa, soy una rehén y esta casa se ha convertido en una prisión. Todas las ventanas están cerradas con rejas, no puedo abrir ninguna. Hay cinco policías afuera y dos policías dentro de la casa y ni siquiera puedo salir a respirar aire fresco. No sé cuándo seré liberada y cuáles serán las condiciones cuando lo sea. Todos los días me preocupa mi seguridad y mi vida, realmente no sé si voy a sobrevivir a esta situación. La policía me amenazó con estar en prisión toda mi vida y no volver a ver el sol nunca más", ha relatado en la grabación filtrada a la cadena británica por su amiga Tiina Jauhiainen, su primo materno Marcus Essabri y el activista David Haugh. "No quiero ser un rehén en esta casa cárcel. Solo quiero ser libre. No sé qué planean hacer conmigo. Realmente no lo sé. La situación se vuelve cada día más desesperada. Ya estoy muy, muy cansada de esto", ha añadido la Princesa, de 35 años. 

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Las autoridades de Emiratos Árabes Unidos siempre han defendido que Latifa está a salvo y al cuidado de su familia. Su padre, el jeque Mohamed Bin Rashid al Maktum, no ha hecho ningún comentario al respecto. Tampoco se ha pronunciado sobre la situación de otra de sus hijas, la princesa Shamsa. La joven huyó de Palacio en el año 2000 y buscó protección en Reino Unido hasta que los agentes de su padre la encontraron y la llevaron de regreso a Emiratos Árabes Unidos, donde está retenida y supuestamente sedada

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La princesa Haya consiguió que la Justicia británica dictaminara que su exmarido, el emir de Dubái, secuestró a las princesas Latifa y Shamsa. La hija del rey Husein, nacida en Jordania y educada en el Reino Unido, se casó con el jeque en 2004, convirtiéndose en su sexta mujer. En 2019 huyó de él y se refugió en Londres. Según informó la BBC en aquel momento, la princesa Haya podría haberse enterado de nuevos datos sobre el caso de Latifa, lo que habría incrementado la presión y hostilidad por parte de familiares de del emir hasta que llegó un punto en el que ya no se sentía segura.