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El pasado 14 de junio Carla Pereyra y Diego Pablo Simeone se convertían en marido y mujer en una ceremonia sencilla e íntima celebrada en su Argentina natal. Tres meses después, el 7 de septiembre, la pareja volvía a sellar su amor, esta vez con una gran boda europea que tuvo como marco La Toscana, un bello enclave italiano en el que reunieron a sus familiares más cercanos y a los amigos que no les acompañaron en el primer 'sí, quiero'. Aunque ambos enlaces fueron completamente diferentes, hemos podido saber que la novia quiso que ambas tuvieran algo en común, un curioso y significativo detalle que ahora ha desvelado la modelo.
Para tener siempre presente su gran día, Carla ha customizado unas zapatillas negras con el mensaje "I do" en un lateral, acompañado de un corazón y la fecha del enlace. Un accesorio que cada vez que se ponga le recordará todos los momentos mágicos vividos en el Castello di Casole, donde estuvieron acompañados por alrededor de cien invitados. Con su primera boda siguió el mismo procedimiento y personalizó otras zapatillas deportivas, de color rosa, que la acompañan en su día a día. En ese caso bordó una de ellas con la palabra "Mrs" y la otra con "Simeone".
Carla está abriendo su álbum personal y no solo ha compartido esta imagen sino también otras del fin de semana de ensueño que pasaron en Italia, donde sorprendieron a todos los invitados organizado para ellos una original preboda con temática dolce vita que fue una noche llena de luces, colores y diversión. Una inmejorable antesala para su enlace, del que la modelo y el entrenador del Atlético de Madrid cedieron gratuitamente a ¡HOLA! algunas de las fotos.
Tras este mágico verano que Carla y Simeone recordarán para siempre, tendrán que esperar un tiempo para disfrutar del tradicional viaje de novios. Los compromisos profesionales del argentino le impiden ahora hacer una escapada, pero además la modelo considera que es mejor dejarlo para más adelante ya que prefiere irse de vacaciones con su marido cuando sus pequeñas, Francesca y Valentina (de casi tres años y siete meses, respectivamente) sean un poco más mayores y puedan quedarse con los abuelos.
Carla Pereyra enseña a gatear a su hija Valentina
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