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No están siendo momentos fáciles para el matrimonio formado por Sara Carbonero e Iker Casillas, pero, precisamente ahora, es cuando la pareja está demostrando que está más unida que nunca. A pesar de estar convaleciente tras haber sufrido hace tres semanas un infarto al corazón, el portero no ha dejado sola a su mujer en ningún momento y se encuentra a su lado en la clínica Ruber Internacional de Madrid, donde la periodista se encuentra ingresada tras ser operada ayer de un tumor maligno en el ovario del que ella misma informó a través de sus redes sociales.
"Hace unos días en una revisión, los médicos me vieron un tumor maligno de ovario y ya he sido operada. Todo ha salido muy bien, afortunadamente lo hemos pillado muy a tiempo pero todavía me quedan unos meses de lucha mientras sigo el tratamiento correspondiente", escribía en una publicación que dejaba a muchos helados pero que ha recogido multitud de mensajes de cariño y apoyo hacia la colaboradora de Deportes Cuatro, cuya casa, Mediaset, también ha querido mandarle ánimos desde el primer momento.
Iker, que antes de conocerse el diagnóstico de Sara no se separaba de su mujer, fue de los primeros en comentar su mensaje. "Un mar tranquilo nunca hizo un buen marinero", eran la palabras públicas de cariño que el guardameta mandaba a la de Corral de Almaguer. Una frase que emocionó a sus seguidores, especialmente por la difícil racha que el matrimonio está atravesando en estos últimos 20 días. El portero ha sido visto en la cafetería del hospital donde permanece ingresada Sara, e incluso, según algunos testigos, se ha hecho fotografías con aquellas personas que se lo han solicitado.
El excapitán de la selección española de fútbol no ha sido el único que está acompañando a la periodista en este difícil trance. Tal y como podemos ver en las imágenes que publica la revista Semana, su madre, Goyi Arévalo, su hermana y su tío también han estado con ella. Nadie en su familia ha querido dejarla sola y, como ella misma indicaba, sabe que cuenta "con el apoyo de mi familia y amigos", así como de un "gran equipo médico".
Con el susto aún en el cuerpo por el reciente infarto de Casillas, Sara afronta su particular batalla "tranquila y con la confianza de que todo va a salir bien". Aunque aún se niega a hablar de "esa dichosa palabra de seis letras que todavía me cuesta escribir" sabe que quedan "meses de lucha", tiempo en el que tanto Iker como sus hijos, Martín y Lucas, estarán a su lado para apoyarla en todo lo que necesite.
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