Javier Moya y el paso a paso de un sueño a punto de convertirse en realidad en la final de 'La Voz'

El sevillano ha sabido conquistar a 'coaches' y público gracias a su enorme sensibilidad y su gran talento

Por Gtresonline

"Cuidado con los miedos, les encanta robar sueños. Valentía". Con esta potente frase Antonio Orozco ha querido dar la cara por su pupilo, Javier Moya, en los previos a la final. Una evocadora publicación en su cuenta de Instagram con la que, el intérprete de En mi soledad, enfrenta la candidatura de su especial aspirante en la víspera de la esperada gran gala final de La Voz. Javier, un sevillano de 38 años y audiólogo de profesión, llegaba a las audiciones a ciegas con un maletín en el que además de su guitarra añadió unas grandes dosis de ilusión y pasión.

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Antes de imaginar que con su arte se haría un hueco en la final, Javier confesó en su video de presentación algunos de sus grandes secretos. Apasionado del flamenco pop, sus consultas, como él mismo contaba, han sido siempre como una especie de musical ya que ha ayudado a sus pacientes sirviéndose de este arte y muchos de ellos aún salen de sus sesiones bailando. Con un talento innato innegable, lo más curioso de este humilde andaluz es que, además de tocar la guitarra como los ángeles, ha compuesto temas para artistas de la talla de Pastora Soler o José María Ruiz. No es de extrañar ya que otros de los aspectos más destacados de Moya es su estirpe familiar. El padre del finalista del Team Orozco es José Manuel Moya, uno de los grandes de la música andaluza, en concreto, se trata de uno de los exponentes en el género de las sevillanas que compuso temas para artistas como Manolo Escobar o Rocío Jurado. Un aspecto que ha marcado profundamente su vida y gracias al cual hoy se encuentra entre los aspirantes a convertirse en el ganador del popular 'talent'.

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Su paso por el concurso ha sido un derroche de sentimiento y romanticismo. En las ‘Audiciones a Ciegas’ consiguió que los 'coaches' Pablo López, Luis Fonsi y Antonio Orozco se girasen en cuestión de segundos gracias a su una original vuelta de hoja del tema Contigo, éxito del gran Joaquín Sabina. Finalmente fue Antonio Orozco el que se llevó 'el gato al agua': "No tenía ni idea de con quién me iba a ir, pero creo que me voy a ir con el 'coach' que canta una de mis canciones favoritas… 'Mi héroe'". Desde ese momento, Antonio y Javier se convirtieron en un equipo de trabajo que daba, gala tras gala, un paso más en su camino a la gran final.

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Durante los 'Asaltos', Moya fue creciendo con canciones como Mi Marciana, de Alejandro Sanz. Un tema que consiguió emocionar profundamente a su 'coach' hasta el punto de asegurar que lo suyo era de otro planeta: "Es probable el que que haya estado en Marte haya sido yo, por no darme cuenta de que existías hasta hoy". La canción Soldadito Marinero, de Fito y los Fitipaldis fue su elección para redondear su clasificación durante 'Las Batallas de La Voz' en un duro enfrentamiento con Shadday López. Un agridulce cara a cara en el que se despidió de su compañera, pero se alzó orgulloso con su ansiado pase al juicio del público.

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Su último golpe certero se producía en la 'Semifinal' gracias a la canción Donde está el amor, de Pablo Alborán junto a Jessie & Joy. Una actuación que se ganó el mayor voto de su 'coach' así como un gran apoyo por parte del público. Una vez superadas todas las etapas, Javier se enfrenta a su gran sueño. Una gran oportunidad que, como él mismo decía en su presentación, "podría dar un giro muy importante a mi carrera musical". Un giro que, pase lo que pase, ya es un hecho.