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Shakira vuelve a recuperar la sonrisa. Tras una complicada etapa en la que unos problemas en las cuerdas vocales le obligaron a mantenerse alejada de los escenarios, la colombiana ha dado definitivamente el pistoletazo de salida a su 'tour' mundial El Dorado en Hamburgo (Alemania). Después de reanudar visiblemente emocionada sus compromisos profesionales, el nombre de la cantautora ha vuelto a ocupar titulares tras poner a la venta su mansión de Miami Beach (Florida), según publica People. Una impresionante propiedad frente al mar de más de 750 metros cuadrados distribuidos en dos plantas, que la estrella de la canción adquirió en 2001 por más de 2,5 millones de euros y que ahora está en el mercado por más de 9,4 millones de euros.
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Desde que comprara la vivienda, minimalista y totalmente blanca, la intérprete de Hips Don’t Lie se ha encargado de renovar el vacacional inmueble, incluyendo nuevos pisos de madera española, tres dormitorios más y la actualización de los sistemas de iluminación. Además de seis dormitorios, siete cuartos de baño y amplios y luminosos salones, la propiedad cuenta con todo tipo de lujos. Desde un gran gimnasio, donde Shakira puede ejercitarse y mover las caderas, y una espaciosa oficina, donde trabaja y guarda parte de sus trofeos, hasta una zona de piscina con unas impresionantes vistas y una sala específica para fumar shisha, como guiño a su herencia libanesa. Los encargados de vender esta parcela según People son su hermano, Antonio Mebarak, y Ana Lourdes Martinez, ambos agentes inmobiliarios de la agencia Douglas Elliman.
Actualmente, Shakira y su pareja, el futbolista Gerard Piqué, residen con sus dos hijos, Milan y Sasha, en un chalet que adquirieron en 2012 -cuando estaban esperando la llegada del pequeño Milan-, situado en Ciudad Diagonal, en Espluges de Llobregat, un pequeño municipio de Barcelona. El minimalista y funcional hogar de los Piqué-Mebarak, que está cercado por unos altos muros para conservar la privacidad de la familia y evitar las miradas indiscretas de vecinos y periodistas, cuenta con 700 metros cuadros construidos y mil de jardín, donde está ubicada una impresionante zona de terrazas con piscina. La vivienda está firmada por la arquitecta Mireia Admeller, la misma que diseñó la casa de retiro de la familia, situada en el pirineo catalán.
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