La actriz Alejandra Grepi habla de la enfermedad de su hijo

A los ochos años fue diagnosticado con el Síndrome de Tourette, un trastorno neuropsiquiátrico caracterizado por tics incontrolados

Por hola.com

Alejandra Grepi, la que fuera Azafata del 1,2,3, acudió al programa Sálvame para hablar de un problema con el que ha vivido desde hace casi una década. A su hijo le diagnosticaron cuando tenía ochos años con el  Síndrome de Gilles de la Tourette, un trastorno neuropsiquiátrico caracterizado por tics incontrolados. Desde entonces, la actriz, como madre de una persona afectada, mantiene una participación muy activa e implicación en la divulgación de esta enfermedad y así lo quiso dar a conocer en televisión. 

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La actriz confesó que se dio cuenta que a su hijo le pasaba algo por un tic nervioso que tenía al parpadear y una ligera hiperactividad, lo que hizo acudir al neurólogo. "Se trata de un síndrome neurosiquiátrico, un síndrome para mí neurosocial. Si esto no se trata a tiempo se convierte en un problema de adaptación social". La actriz señaló que por suerte cogieron la enfermedad a tiempo y en su casa todo se vivió con muchísima naturalidad. Acualmente su hijo tiene 17 años lleva una vida practicamente normal, tiene novia y apenas sufre tic motores, sí fónicos, tal y como ella misma apuntó.  Grepi asegura nunca lo vivió como una enfermedad. "A mi hijo le hice vivir esto con normalidad y así lo vivió él. Para una persona como él, el orden es muy importante, saber lo que va a hacer, la rutina".

Alejandra Grepi, que ha sido premiada en diversas ocasiones por su implicación personal en este problema, ha hablado ahora en televisión con el objetivo de poder ayudar a aquellas familias que sufren un problema similar. "A los ocho años se lo diagnosticaron y yo quería saber para poder ayudarle. Observé y leí mucho sobre Tourette. He trabajado mucho y me he divertido con mi hijo aprendiendo con él. Les recomiendo que escuchen a su hijo, que le observen, que miren el hijo que tienen".  Grepi destacó la importancia de detectar y diagnosticar la enfermedad muy pronto, para evitar el rechazo social que provoca este trastorno neurológico caracterizado por movimientos involuntarios repetidos, tics y sonidos fónicos incontrolables que, en ocasiones, incluyen palabras o frases malsonantes.