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CASCADA DE LA CIMBARRA (JAÉN)

A un par de kilómetros de Aldeaquemada y a alguno más de Despeñaperros, el río Guarrizas da lugar a esta maravilla natural creada al partir en dos con su caudal de agua y espuma el enorme farallón rocoso del que brota. La cascada termina en una gran poza rodeada de vegetación de ribera.

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CASCADA DE COLORES (LA PALMA)

Un largo camino hay que recorrer para llegar hasta esta singular cascada, escondida en el barranco de las Angustias, en el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente de La Palma. Su magia reside en los tonos ocres, verdes y rojizos que crean las aguas ferruginosas en la pared por la que se desploman.

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CASCADA DEL ESTRECHO (HUESCA)

En otoño, para disfrutar del espectáculo cromático de los espesos bosques de hayas y abetos, o en primavera, tras el deshielo, es el mejor momento para adentrarse en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido e iniciar su excursión más clásica, la que acompaña al río Arazas y lleva hasta las escenénicas Gradas de Soaso, donde se encuentra la espectacular Cola de Caballo. Entre los saltos de agua más llamativos que surgen en el camino, el del Estrecho, con cien metros de caída repartidas en dos pisos.

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CASCADA DE ÉZARO (A CORUÑA)

¿Qué hace única a esta cascada de la Costa da Morte? Pues que es la única de Europa que desemboca en el mar. El espectáculo tiene lugar en Ézaro, en el concello de Dumbría, y lo ofrecen las aguas del río Xallas al precipitarse en el entorno del monte Pindo desde 40 metros de altura. Más mágico es aún ver la cascada iluminada durante la época estival.

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NACEDERO DEL NERVIÓN (BURGOS Y ÁLAVA)

Es fácil quedarse atónito contemplando esta estruendosa cascada en el límite entre Burgos y Álava. Primero por el anfiteatro rocoso por el que las aguas de los arroyos Ajiturri, Iturrigutxi y Urita caen violentamente hacia el fondo de un abismal cañón, pero, sobre todo, porque es la más alta de Europa, con más de 300 metros de altura. Los umbríos hayedos de Monte de Santiago son, junto al salto del Nervión, los protagonistas absolutos del paisaje.

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NACIMIENTO DEL RÍO ASÓN (CANTABRIA)

En el valle de Soba, el parque natural de los Collados del Asón depara una sorpresa mayúscula. Es el nacimiento del río Asón, que, antes de desembocar en Santoña, da lugar a un espectacular salto de casi 70 metros, también conocido como cascada de Cailagua. El agua, al pulverizarse, crea una bruma mágica que otorga misterio al lugar.

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ONETA (ASTURIAS)

Un paseo agradable y sin dificultad lleva desde el pueblo de Oneta, en la carretera que va de Villayón a Luarca, hasta estas cascadas formadas por tres caídas de agua, aunque la más conocida es la primera de ellas, la llamada Firbia, rodeada por frondosos bosques de alisos, sauces y fresnos.

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POZO DE LOS HUMOS (SALAMANCA)

Al vapor desprendido por el fuerte impacto del agua contra las rocas hace alusión el nombre de esta preciosa cascada del parque natural de Arribes del Duero. Una gigantesca cola de caballo que salta por un cortado rocoso y es visible desde los miradores de Pereña y Masueco.

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CHORROS DEL RÍO MUNDO (ALBACETE)

Era casi un secreto, pero el enclave más vistoso de la sierra de Alcaraz tenía que desvelarse. Una brecha abierta en una meseta calcárea sirve de escondrijo para el nacimiento del río Mundo, que en las inmediaciones de Riópar sale a la luz a chorros, desbocado, precipitándose en una caída de más de 100 metros desde un paredón umbrío arropado por los pinos.

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SAUTH DETH PISH (LLEIDA)

Si en invierno es la estación de esquí de Baqueira Beret la que acapara toda la atención en el valle de Arán, a partir de la primavera es este bonito salto de agua, al que se llega sin ninguna dificultad caminando por una senda de apenas 1,2 km. Las aguas del río Varradòs se despeñan en dos saltos en medio de un paisaje pirenaico poblado por abetos, pinos negros y hayas.

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