En coche o mejor andando, más saludable, se alcanza la colina redondeada que corona la capital asturiana, en cuya cima se encuentra la descomunal escultura del Sagrado Coracón de Jesús que recibe a sus visitantes con los brazos abiertos. Un monte a 637 metros de altitud donde los oventenses pasan sus horas al aire libre y se recrean con las vistas que regala el mejor mirador de la ciudad, que queda a los pies, y el verde paisaje que la rodea. Hasta se puede llegar a ver el mar. Frente a él, en la sierra del Aramo, está el Montsacro, donde, según cuenta la leyenda, se guardaron en el Arca Santa las reliquias que hoy se exponen en la catedral.
Si viajas a Oviedo, haz un hueco a estas escapadas sin alejarte mucho
Como la Casa de Campo para los madrileños o el monte Igueldo para los donostiarras, los que suben al Monte Naranco tienen aquí senderos para caminar, montar en bicicleta, praderas para hacen pícnic y patrimonio, pues aquí se encuentran dos joyas del arte prerrománico.