Núria, el único valle del Pirineo al que solo se puede llegar en tren

¿Un lugar apartado de todo, a 2000 metros de altitud, sin carreteras de acceso, pero fácil de alcanzar? Tan cómodo como subirse al tren-cremallera que parte de Ribes de Freser y situarse en solo 40 minutos en este paraíso natural pirenaico donde nos aguarda un santuario, un gran lago y una pequeña estación de esquí para disfrutar de la montaña con mayúsculas.

Por hola.com

Núria es un circo glaciar rodeado de montañas que casi alcanzan los 3000 metros de altitud y enclavado en una de las zonas más vírgenes del Pirineo catalán. Sus laderas suaves, cubiertas de verdes praderas en verano, confluyen en una explanada donde se levanta el monasterio de la Mare de Déu de Núria, el segundo lugar de peregrinación más frecuentado tras Montserrat. 

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En 1928, antes de que llegara la fiebre del automóvil, se proyectó un tren cremallera que permitía acceder al santuario de una manera más ágil que en burro, por la vieja senda de herradura que remontaba el río desde Ribes de Freser. Es el mismo tren que parte a diario desde esta localidad gerundense con destino a uno de los valles mejor conservados y más prístinos de la cordillera. Tiene una parada intermedia en Queralbs, a partir de donde la pendiente se encrespa y se hace necesario el uso del sistema de cremallera. En total, salva 12,5 kilómetros y un desnivel de 1000 metros.

El billete de ida y vuelta entre Núria y Ribes cuesta 30 € los adultos y 19,50 €, niños de 4 a 13 años. Si se toma en Queralbs, 27 € y 17,50 €, respectivamente. También hay descuentos para familias numerosas.

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LA LEYENDA DEL MONASTERIO DE NÚRIA

Después de descender del tren, hay que visitar el monasterio, un gran edificio con tejado de pizarra a los pies del Puigmal (2913 metros) y al borde de un gran lago helado. Cuenta la leyenda que lo fundó San Gil, quien llegó a este remoto lugar en el siglo VIII, huyendo de las persecuciones del rey godo Witiza. Predicó entre los pastores de la montaña, pero la vida en aquella época era azarosa, hasta para un santo, y tuvo que huir de nuevo, no sin antes esconder en una gruta la imagen de la Virgen que el mismo había tallado, junto con una olla, una cruz y la campana que utilizaba para convocar al rezo a los pastores. Tres siglos después un buey condujo a otros pastores hasta el lugar donde se encontraban ocultos los objetos; el mismo en el que en el siglo XVII se levantó el primer santuario, una sencilla ermita de piedra que aún hoy se conserva. 

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Con el tiempo, la popularidad de la Mare de Déu de Núria llegó a ser tan grande que el viejo templo quedó insuficiente. En 1911 se inauguraba el actual. La cruz, la olla y la campana originales de San Gil se trasladaron a él y se custodian en un costado del presbiterio. Según la tradición, poner la cabeza debajo de la olla y tocar la campana es un buen remedio contra la infertilidad. 

¿QUÉ PUEDES HACER EN EL VALLE?

En el edificio anexo al santuario está el hotel de tres estrellas Vall de Núria (desde 45 €), apartamentos, un albergue, cafetería, restaurantes, tiendas y un centro de acogida para los numerosos visitantes que llegan a este lugar. Y para conocer más del valle y del tren cremallera se puede visitar la exposición permanente instalada junto al edifico de servicios y alquiler de esquís.

Pero a Núria no se viene solo a rezar. El complejo se ha reconvertido en una estación de montaña con numerosas posibilidades para las actividades de aire libre en todas las épocas del año. Empezando por el Parque Lúdico, con todo tipo de atracciones para niños y familias: pistas de trineos, tubbings, rocódromo, tirolina… Pero también rutas con raquetas de nieve, paseos en el teleférico Coma del Clot o travesías de montaña. Entre las más solicitadas está la ascensión al Puigmal, de 2913 metros, una de las cimas señeras de toda Cataluña. 

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A partir de junio se pueden hacer paseos a caballo por el valle d’Ayna, un pequeño y coqueto valle lateral que desagua en el cauce del río Freser, o en barca por el lago, pero ahora en invierno el estanque se hiela y sirve también como pista de patinaje. Lo que es obligado es disfrutar tranquilamente del inaudito espectáculo de un valle pirenaico en estado puro en el que no hay ruido ni molestias de motores.

LA ESTACIÓN INVERNAL

En estos meses a Núria se va a disfrutar de su pequeña estación de esquí de montaña, que tiene solo 7,6 kilómetros de pistas –11 pistas de esquí alpino y 5 remontes–, pero el hecho de ser la única invernal en España a la que solo se accede en tren y de estar rodeada de un soberbio paisaje de alta montaña le da un aire de centro vacacional. Pistas sin grandes bullicios ni aglomeraciones (el forfait de 1 día de adulto cuesta 35 €, e incluye el tren cremallera; 26,50 € los menores) rodeadas de bosques en ocasiones, no muy largas, pero de ambiente sosegado e ideales para una escapada familiar. 

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¿DÓNDE NOS ALOJAMOS?

Además de los alojamientos situados en la estación de montaña, en Ribes de Freser se encuentra Resguard dels Vents (hotelresguard.com), una construcción típica de montaña, a 5 minutos del tren cremallera, decorada con mucho encanto y con un agradable spa. Otra buena elección en la misma localidad es Els Caçadors de Ribes (hotelsderibes.com), un hotel familiar con habitaciones modernas y acogedoras y un recomendable restaurante de cocina catalana y de proximidad abierto desde 1920.

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