A unos tres kilómetros del centro de la ciudad, el Parque Fénix (Phoenix Park) es el gran pulmón verde de Dublín. En este agradable espacio que ocupa 712 hectáreas de extensión es fácil guardar la distancia social, porque por mucho que uno se ponga a andar, a correr o a montar en bicicleta por sus paseos y caminos, sus dimensiones garantizan la distancia social y hasta la soledad, que es lo que más se busca en estos nuevos tiempos. Y además siempre habrá infinitos rincones por los que nunca pasará.
Ciervos, perdices y muchas otras especies de fauna en libertad podemos encontrar en el que nació como reserva de caza en 1662 y abrió sus puertas al público en 1745. Fue el Duque de Ormonde el encargado del proyecto para el entretenimiento del entonces rey Carlos II, construyendo alrededor de su larguísimo perímetro una muralla de piedra.
Hoy, dentro de los límites de este espacio dublinés hay extensísimas praderas, zonas de bosque, áreas de pícnic, jardines, el castillo de Ashtown, un club de críquet, pero también muchos otros lugares para disfrutar y ver. Primero, el enorme obelisco erigido en honor al Duque de Wellington, un verdadero faro para situarse en el parque, con sus 63 metros de altura. También la Cruz del Papa, que recuerda la celebración del papa Juan Pablo II durante su visita a Dublín en 1979 ante más de un millón de fieles; la Columna de Phoenix, coronada por una escultura del Ave Fénix, que da nombre a este espacio; o el Zoo de Dublín, uno de los más antiguos del mundo. Pero es que hasta el mismo presidente de Irlanda tiene en este espacio verde su residencia oficial, Áras an Uachtaráin, o el embajador de Estados Unidos la suya, Deerfield.
EN EL MUNDO
Y si en Europa es Phoenix Park, en Phoenix, pero en la ciudad así llamada del estado norteamericano de Arizona se encuentra el que es, de lejos, el parque urbano más extenso del mundo: South Mountain Park, que ocupa nada menos que 65.590 km².
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