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72 horas en Malta, donde el sol se mezcla con el mar

El país de la cruz de las ocho puntas consta de tres islas: Malta, que da nombre al archipiélago y a la nación, Gozo y Comino. El paisaje de este trío es agreste, seco y arrugado, poblado por lagartijas, chumberas e iglesias. Muchas. Tantas como días tiene un año. Y su rocoso litoral mediterráneo está sesgado por vertiginosos acantilados. Para descubrirlo, mínimo tres días, tiempo suficiente para entender que es un enclave flotante idóneo para cautivar.  

by GALO MARTÍN APARICIO

Si en la superficie emergen cúpulas y campanarios como periscopios, en su fondo marino lo que atesora son pecios de barcos y aviones y arrecifes. Sus aguas turquesas bañan sitios como Anchor Bay, Cirkewwa, Blue Grotto y el Mar Interior. No hace falta decir que en Malta el kayak, el windsurf y el buceo son los deportes acuáticos por antonomasia. Y no es casualidad que en estas aguas la ninfa Calipso tuviera cautivo a Ulises durante siete años, demorando su periplo rumbo a Ítaca.

A lo largo de sus siete mil años de historia por este bastión cristiano han pasado fenicios, cartaginenses, romanos, árabes, normandos, caballeros de la Orden de San Juan, franceses e ingleses. Para avisar y defenderse de la amenaza otomana la Orden de los Caballeros de San Juan erigió estratégicas torres costeras por las tres islas. A las construcciones militares se sumó la inyección cultural que supuso la presencia en Malta de artistas como Caravaggio, Mattia Preti y Favray, que dieron un bello lavado de imagen a la isla. Napoleón robó este enclave insular a la Orden, pero no le duró mucho tiempo en su poder. La llegada de los ingleses por la llamada de socorro de los malteses hizo que muy pronto el lugar pasara a manos inglesas. Hasta que Malta no obtuvo su independencia en 1964 adoptaron el sistema británico de administración, educación y legislación. Motivo por el que los coches circulan por la izquierda y las cabinas de teléfono son de color rojo. Diez años después se convirtió en República. 

Te proponemos tres días para ver lo que dejaron en herencia todos estos visitantes e invasores en el lugar que, parafraseando al poeta francés Rimbaud, es el sol mezclado con el mar. 

VIERNES. ISLA DE GOZO
Poco tiempo después de aterrizar cambiamos el avión por un ferry que nos lleva desde Cirkewwa, un puerto al norte de la isla de Malta, hasta Mgarr, su homónimo en Gozo. En el interior de la isla unos sinuosos caminos llevan a algunos de sus tesoros históricos: Victoria y su pintoresca ciudadela y los dos templos de Ggantija, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Tampoco faltan joyas naturales que se asientan en una orografía muy especial. Colinas de cimas planas, valles escarpados, acantilados y calas vacías son el hogar de lugares como la cueva de Calipso, en la rojiza playa de la bahía Ramla y, hasta marzo de 2017, la Ventana Azul, en la bahía Dwejra. Esta icónica formación de piedra caliza se vino abajo por la violencia de una tempestad dejando huérfanos a sus habitantes y al país de uno de sus hitos más admirados por los locales y forasteros. El entorno es idóneo para practicar deportes de aventura como la bicicleta y la escalada, donde existe una red de pistas que discurren junto al litoral. Los trepadores pueden encaramarse a la roca y practicar el rápel y la escalada en bloque en acantilados cincelados por el viento y las olas. Los puntos de referencia son Ghajn Abdul y Mgarr ix-Xini. 

Al norte de Gozo, en el muelle de Marsalform, como en tantos otros de por aquí, fondean los luzzus, esas embarcaciones típicas maltesas que en su casco recogen las supersticiones de la gente que vive del mar. Están pintadas de colores alegres, en la proa lucen dos ojos –de Horus– a modo de bajorrelieves. Hacen las veces de escudo protector y hablan de una tradición a la que los pescadores se aferran tanto como a las previsiones meteorológicas. Entre remiendos de redes y el trajín de las cestas, la faena que realizan en el mar se traduce en una gastronomía mediterránea de platos autóctonos como: Aljotta (sopa de pescado), sponotta (lubina), dott (pez piedra), cerna (mero), dentici (dentón), sargu (pargos), y trill (salmonetes). La temporada del pez espada y el atún tiene lugar en otoño, así como el famoso lampuka o dorada. Además de los pulpos y los calamares que se emplean para preparar estofados y salsas para pasta. Fuera de los dominios de Poseidón, la cocina maltesa es fruto de las relaciones que establecieron los isleños con sus muchos invasores. Entre sus platos típicos destaca el estofado de conejo (fenkata).  

SÁBADO. ISLAS DE COMINO Y MALTA
Comino es la isla más pequeña de las tres y la más tranquila, tanto que fue hasta refugio de piratas. En sus 3,5 kilómetros cuadrados de superficie no circulan coches y el aroma de las hierbas naturales y del comino embriagan sus senderos. Su gran reclamo a la vista es la Laguna Azul, bajo el agua están los arrecifes de Cominotto y Doble Arco y el pecio P 31- Wreck y una pared vertical de 40 metros en forma de L denominada Lantern Point. Buceando o en el ferry se arriba al puerto de Cirkewwa, al norte de la isla de Malta, la principal del archipiélago. En dirección sur se van cruzando en nuestro camino Mellieha, Mdina, la antigua capital, conocida como la “Ciudad del Silencio”, y la vecina Rabat, todas ellas ciudades medievales amuralladas. Los núcleos urbanos de Paceville, Saints Julians y Sliema, es donde residen la mayor parte de los expatriados que trabajan en el país y los estudiantes que vienen a aprender inglés. 

Y es que trabajar y estudiar son dos buenas excusas para venir a la isla de Malta, pero también disfrutar es una opción. Como lo hace uno cuando pasea a lo largo del filoso acantilado de Dingli. Quien dice pasear dice montar en bicicleta hasta llegar a Girgenti, Fawwara y los templos megalíticos de Hagar Qim y Mnajrda, claro testimonio de su fecunda historia. Vayas donde vayas siempre habrá algo atractivo: una puesta de sol en el pueblecito de Bahrija, una serie de cavernas marinas conocidas como Blue Grotto... Si quieres más adrenalina prueba a escalar en enclaves como el Valle de Babú, en Zurrieq o en los acantilados de las fortificaciones de Victoria y de Xaqqa.

DOMINGO. VALLETTA 
Es la capital y el nervio del país. Centro cultural, comercial y administrativo de esta nación tan difícil de definir. Una ciudad con aires renacentistas y barrocos. Se ubica en la península de Sceberras, al abrigo de la fortaleza de San Elmo y proyecta un halo marcial que cubre toda la ciudad. Los escalones suben y bajan estrechas calles preñadas de esos coloridos balcones que responden al nombre de gallarijas y que apuntan al mar. A bordo de un velero que navega por las aguas del puerto de Marsamxett se adivina la catedral de San Pablo y, al otro lado, en el Gran Puerto, se disfruta de la vista de los jardines Barrakka.

Justo en frente se distinguen las denominadas Tres Ciudades: Vittoriosa, Cospicua y Senglea. Las ciudades como más historia del archipiélago, hogar de los Caballeros de la Orden de San Juan y bombardeas durante la Segunda Guerra Mundial. 

HAY QUE SABER
En los meses de invierno desde Madrid vuela Ryanair y desde Barcelona lo hace Vueling. En la temporada de verano se suelen ampliar las frecuencias e incluso sumarse más aerolíneas. 

En la isla de Gozo se puede alquilar una casa o una Farm House, que son granjas rehabilitadas que mantienen su esencia. 

Moverse de una isla a otra es muy sencillo. Una red de ferrys unen los puertos de Cirkkewa en Malta con el de Mgarr en Gozo y viceversa. Del mismo modo otras embarcaciones cubren la travesía hasta Comino. 

Para visitar el Hipogeo de Hal Saflieni (heritagemalta.org), compuesto por un templo subterráneo prehistórico, una necrópolis y la sala Sancta Sanctorum, reabierto a mediados de 2017 tras más de un año de rehabilitación, es imprescindible reservar con antelación ya que el número de visitantes está limitado a 80 personas al día. 

NAVIDAD EN MALTA
Iglesias no le faltan al país. En las fiestas navideñas se engalanan para la ocasión con sedas de color carmesí y adornos florales. Tampoco faltan procesiones y corales de villancicos formadas por niños; ni, por supuesto, los mercados navideños. Del 1 al 31 de diciembre abre el Mercado de Navidad de pjazza Tigné, en el que se venden joyas, accesorios para el hogar y hasta vino caliente.  El 11 de diciembre el protagonista es el gran Belén Viviente. Además los belenes artesanales, conocidos como Preseju  son una de las grandes atracciones de estas fechas. Entre el 16 de diciembre y el 6 de enero se celebrará una exposición de belenes y arte navideño en el Albergue de Italia en Valletta. A modo de curiosidad, tras la Misa del Gallo de la noche del 24 de diciembre es costumbre reunirse con la familia y desayunar. Como también lo es el que los más pequeños salgan a la calle el 25, después de abrir los regalos de Papá Noel, y realicen una procesión disfrazados de personajes bíblicos. Y, como en muchos otros lugares del mundo, la noche del 31 de diciembre se ilumina con fuegos artificiales para dar la bienvenida al Año Nuevo. Un buen sitio para ver este espectáculo es Silema o Saint Julians.

Más información: Turismo de Malta (visitmalta.com/es/)

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