Un punto de no retorno en la relación con los Windsor

Todas las secuelas de la entrevista bomba de los duques de Sussex que hizo temblar Buckingham

Hace un año que el príncipe Harry y Meghan Markle se sentaron ante Oprah Winfrey para hablar de su vida en Palacio como nunca habían hecho antes

Por L.F.S.

El tsunami era más que previsible cuando el 7 de marzo de 2021 los duques de Sussex se sentaron en horario de máxima audiencia en la cadena estadounidense CBS frente a Oprah Winfrey, una buena aliada de la pareja y también la comunicadora estrella del país. Había pasado un año desde que consumaron su salida de la Casa Real y sabían que con sus declaraciones televisadas iba a volar por los aires la pátina de cordialidad y hasta cierto consenso con el que empaquetaron el acuerdo por el que los Sussex renunciaban a sus obligaciones reales. Sus declaraciones fueron cayendo como meteoritos y sus efectos parecen muy lejos de minimizarse. 

Escucha aquí el primer capítulo del podcast: 'Harry y Meghan: jaque a la Reina'

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Meghan Markle, embarazadísima de su segundo hijo, empezó fuerte. “No sé cómo podrían esperar que, después de todo este tiempo, estaríamos simplemente callados si la Firma (como se conoce a la Casa Real británica) está jugando un rol activo para perpetrar mentiras sobre nosotros… Y si esto conlleva el riesgo de perder cosas… hay mucho que ya se ha perdido”, explicó a Oprah adelantando que la prudencia no iba a regir la entrevista. Salvo en un detalle. Solo la Reina quedó a salvo. Fue la única que recibió buenas palabras tanto de su nieto, con el que siempre tuvo una conexión especial, como de Meghan. Aún así, era muy difícil que Isabel II saliera indemne tras las duras palabras dirigidas no solo a la institución monárquica, sino a miembros senior de la Familia Real. 

Las declaraciones más sorprendentes de la entrevista de los duques de Sussex

El príncipe Harry aseguró sentirse decepcionado con su padre, el príncipe Carlos, del que esperaba más comprensión y apoyo cuando comenzó a sentirse "atrapado" en la institución en la que había nacido. También habló abiertamente de su distanciamiento con su hermano, el duque de Cambridge, al asegurar nuevamente que se encontraban en "caminos diferentes". Sin embargo, ha sido en lo que atañe al trato hacía su esposa y también hacia su primer hijo Archie, donde realmente se abrió la brecha que no ha hecho más que crecer. La salud mental ocupó buena parte de la entrevista. Meghan confesó que llegó a pensar que no quería seguir viviendo y acabó pidiendo una ayuda que asegura que nunca llegó porque, según dijeron, "no sería bueno para la institución". Eran los tiempos en los que la opinión pública pasaba de la Meghanmanía a las crítica exacerbadas con una facilidad asombrosa y mientras ella trataba de lidiar con una situación que le superaba, Harry solo pensaba una cosa:  "Mi mayor preocupación era que la historia se repitiera (...) Y cuando hablo de que la historia se estaba repitiendo, me refiero a mi madre".

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El fantasma del racismo que Buckingham se afana por esquivar

La llegada de su esperado primer hijo no sirvió para amansar unas aguas que parecían estar ahogándoles. Los reproches en este punto salían de lo más profundo, tanto que incluso incurrieron en alguna imprecisión. Una dolida Meghan Markle aseguraba que durante su embarazo le dijeron que Archie no sería príncipe, lo que interpretó como una afrenta. Lo cierto es que solo reciben el título de príncipe o princesa automáticamente los hijos y nietos de la Reina así como los descendientes del primogénito del heredero. Pero más allá de protocolos monárquicos, lo que realmente dejó atónita a la presentadora y a todo el mundo e hizo a Palacio tomar medidas inmediatas fue cuando sembraron la sospecha del racismo por parte de un miembro de la Familia Real. Alguien había preguntado de qué color sería la piel de Archie, pero nunca revelaron quién fue. No se sabe el pecador, pero la revelación era una auténtica arma política contra la Monarquía.

La entrevista bomba de los duques de Sussex, nominada a los Emmy

Tras la demoledera entrevista, Buckingham se preparaba para capear el temporal y tardó 36 horas en meditar su respuesta. Lo primero fue un comunicado de la Reina conciliador en el que, no obstante, señalaba ya lo que más les había dolido: "Toda la familia está apenada al conocer hasta qué punto han sido difíciles los últimos años para Harry y Meghan. Los temas que se han tratado, sobre todo en el aspecto racial, son preocupantes. A pesar de que algunos recuerdos de lo ocurrido pueden variar, se toman muy en serio y se tratarán de manera privada por la familia. Harry, Meghan y Archie siempre serán miembros muy queridos de la familia". No en vano ha sido a la único a lo que los Windsor contestaron directamente. "No somos para nada una familia racista", aseguró el príncipe Guillermo en su primer acto tras la entrevista. Y para que no quepa duda, no había pasado un mes cuando salió a la luz que Buckingham iba a  incorporar un nuevo asesor a su equipo que se encargue de defender y garantizar la diversidad de la monarquía como parte del proyecto que sustenta para mejorar la representación racial en la institución.

Y llegó el reencuentro

El tiempo todo lo cura, pero las secuelas de las palabras de los duques de Sussex aireando sus sinsabores en palacio aún no han cicatrizado. Desde entonces ha habido dos reencuentros entre el príncipe Harry y su familia. El primero fue con motivo del triste fallecimiento de su abuelo, el duque de Edimburgo. En Windsor tras la ceremonia, pudimos ver una conversación entre los dos hermanos que parecía distendida, pero también vimos como caminaban separados en la comitiva funebre, en lugar de ir uno al lado del otro. El otro fue unos meses más tarde para inaugurar la estatua en homenaje a su madre Diana de Gales. De nuevo se habló de que pudo haberse producido un acercamiento, aunque lo único que se vio, al menos públicamente, fue frialdad dentro de ese recuerdo a la princesa de Gales que siempre les unirá. 

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Poco después, Meghan dio a luz a Lilibet Diana, llamada así en honor a su abuela y su bisabuela, quien, sin embargo, aún no la conoce personalmente. La pequeña aún no ha viajado a Reino Unido y solo un miembro de la familia ha cruzado el charco desde entonces. Se trata de Eugenia de York, que siempre mantuvo una relación muy cercana con su primo y su esposa, aunque se desconoce si ha podido conocer a la pequeña. Bien es cierto que las restricciones de la pandemia para viajar no han ayudado, pero no parece que este haya sido el verdadero impedimento de los Sussex.

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Último capítulo: la seguridad

El príncipe Harry ha abierto recientemente otro frente: el de su seguridad. No es la primera vez que está cuestión sale a relucir y, sin duda, es algo que preocupa a los Duques y de lo que ya hablaron en la famosa entrevista. El hijo menor de Carlos de Inglaterra no se siente seguro en Londres, donde solo dispondría de su seguridad privada. Según sus abogados, no volverá con su mujer y sus hijos hasta que Interior no le proporcione protección policial, de forma que los servicios de inteligencia puedan trabajar como lo hacen con el resto de miembros de la Familia Real para detectar cualquier amenaza sobre ellos. Esta batalla legal que actualmente mantiene con el Gobierno británico podría hacer que no acudiera a la misa en recuerdo al duque de Edimburgo que está prevista para el próximo 29 de marzo, lo que escenificaría más que nunca la ruptura. 

Y así, cuando parecía que sus declaraciones de hace un año no podían levantar más ampollas, la familia paterna de Meghan Markle, de la que lleva años distanciada, sale a la palestra. Su hermanastra, Samantha, está muy molesta con algunas declaraciones que hizo en la entrevista y pide algo más de 90.000 euros por daños y perjuicios. En el documento judicial que Samantha ha presentado, asegura que Meghan ha contado una versión de su vida que no es real y cree que elaboró una "campaña premeditada para destruir" su reputación y la de su padre, Thomas Markle. Según sus palabras, Meghan miente cuando dice que tuvo que cuidar de sí misma y que "se vio obligada a trabajar desde los 13 años en diferentes trabajos mal pagados para llegar a fin de mes". Aunque los abogados de la duquesa de Sussex aseguran que la demanda no tendrá recorrido, lo que ha quedado patente es que al terremoto provocado por sus palabras aún le pueden quedar réplicas. Unas réplias que solo podrían ser eclipsadas por el libro autobiográfico que se espera que el príncipe Harry publique este año.

Harry, Meghan y Archie: Ahora somos tres

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