Un nuevo capítulo se abre para los duques de Sussex. Casi un año y medio después de dejar de ser miembros senior de la Familia Real británica e instalarse en California en busca de su independencia, el matrimonio dio la bienvenida a su bebé el viernes 3 de junio. La pequeña, llamada Lilibet Diana, en honor a la Reina y a su abuela la princesa de Gales, es la primera bisnieta de Isabel II que nace fuera de Reino Unido y también destaca por ser el primer bebé de la pareja que llega al mundo tras el Megxit. La niña no recibirá ningún título nobiliario, pero no por el hecho de que sus padres estén ya fuera del paraguas de la Corona sino porque ocurrió de la misma manera con Archie Harrison y también con otros miembros de los Windsor. Lo que se mantiene inamovible a pesar de las circunstancias es su posición en la línea de sucesión al trono: inmediatamente ha pasado a ocupar el octavo puesto.
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Actualmente la línea de sucesión a la Corona británica está encabezada por el príncipe Carlos, al que sigue su primogénito, el duque de Cambridge, los tres hijos de este, George, Charlotte y Louis de Cambridge, el príncipe Harry, el pequeño Archie y la recién nacida. Pero a diferencia de sus primos, y de la misma manera que pasó cuando su hermano nació en mayo de 2019, el nuevo miembro de los Windsor no ostentará ningún título nobiliario. El motivo nada tiene que ver con el Megxit puesto que la Reina ha retirado a los duques de Sussex sus títulos militares y patrocinios pero no el ducado. Rigiéndose por la Patente Real emitida por Jorge V en 1917 para atribuir los títulos a los nuevos miembros de la familia, la niña de los Meghan y Harry no puede acogerse a la categoría de Princesa porque no es descendiente del hijo mayor del heredero. Una vez que Carlos de Inglaterra acceda al trono, tanto ella como Archie podrían serlo al ser nietos del Rey, aunque los protocolos podrían cambiar porque el deseo del heredero es tener una monarquía reducida.
Otros casos como el de Archie y su hermana en los Windsor
Los dos hijos de Meghan Markle y el príncipe Harry no son los únicos miembros de los Windsor que no ostentan un título real. En la misma situación se encuentran algunos de los nietos y bisnietos de Isabel II y el duque de Edimburgo. Cuando la princesa Ana se convirtió en madre decidió junto a su marido, el capitán Mark Anthony Phillips, que sus hijos no tendrían este privilegio. Por tanto, ni Zara Tindall ni Peter Philips son príncipes ni duques. De hecho, cuando este último se casó en 2008 con Autumn Kelly, la soberana le concedió un condado que rechazó por motivos que se desconocen. "Fue más fácil para ellos, y creo que la mayoría de la gente diría que tener títulos tiene desventajas, así que creo que fue lo correcto", decía la única hija de la Reina en una entrevista de Vanity Fair. Sus nietos Mia, Lena y Lucas Tindall y Savannah e Isla Phillips tampoco son príncipes, aunque no lo hubiesen sido aunque la situación de sus padres fuese distinta ya que tan solo los hijos de la línea directa masculina tienen este derecho.
Por su parte, los nietos pequeños de la Reina no usan el título de Príncipe y Princesa. Cabe recordar que el príncipe Eduardo es conde de Wessex y conde de Forfar en vez de Duque, por eso Lady Louise Windsor y James, vizconde Severn, tienen categoría de hijos de Condes. Su situación podría cambiar en unos años ya que el hijo menor de Isabel II es el heredero del ducado de Edimburgo, que hasta ahora ostentaba su padre. Sin embargo, no podrá recibirlo hasta que su hermano mayor, el príncipe Carlos, se convierte en Rey de Inglaterra. La decisión de dárselo al hijo menor de la reina se tomó en reconocimiento a su trabajo y compromiso con el Premio del Duque de Edimburgo, del cual es fideicomisario y presidente. Por su parte, la esposa de Eduardo, Sofía, se convertirá a su vez en la duquesa de Edimburgo, un título de cortesía que ostentaba la Reina.
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