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Hacía mucho que no veíamos a los cuatro emperadores de Japón en un acto oficial. Naruhito y su mujer Masako han acudido a una ceremonia centenaria junto con el antiguo monarca Akihito, quien abdicó en mayo de 2019 pasando el trono a su hijo, y su esposa Michiko. Bajo una incesante lluvia y vestidos con sus mejores galas, han participado en un sentido homenaje para poner en valor la figura de una de sus antecesoras. A pesar del mal tiempo, el acto se ha llevado con la mayor solemnidad y siguiendo los rígidos y milenarios protocolos nipones.
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El motivo que ha unido a los antiguos y a los actuales emperadores ha sido conmemorar el 110º aniversario de la muerte de la esposa del exemperador Meji, la emperatriz viuda Shoken, quien falleció el 9 de abril de 1914 a los 64 años. La familia imperial ha acudido al santuario Meji de Tokio. Las emperatrices han optado por diseños en color claro y nuevamente la emperatriz Michiko, ha vuelto a destacar por su elegancia oriental con un vestido con capa y un pequeño tocado redondo, una de sus señas de identidad. A pesar de su avanzada edad, tanto ella, como el antiguo emperador, de 90 años, dieron muestras de desenvolverse a las mil maravillas y de estar en plena forma. La emperatriz Masako lució un conjunto de dos piezas con su característico sombrero en una procesión en la que también participaron sacerdotes sintoístas y otras personalidades vestidas con los trajes típicos japoneses.
- ¿Cómo se trata un cáncer de mama en estadio 1 como el de Michiko de Japón?
Después de casi cinco años en el trono, Naruhito de Japón ha asentado su reinado. El pasado febrero cumplió 64 años que celebró por todo lo alto, arropado por su familia y aclamado por los japoneses cuando salió al balcón del Palacio Imperial a pronunciar su discurso. Posteriormente, un banquete, con platos típicos de la gastronomía japonesa y el tradicional sake, acabó con unas emotivas palabras hacia su mujer, a la que mostraba su “agradecimiento por el apoyo constante y de futuro”.
Una emperatriz que marcó una época
La emperatriz Shoken marcó una época en Japón. Fue una niña de lo más precoz que demostró tener altas capacidades y fue la primera consorte en tener un papel público en el país. Nunca pudo tener hijos, pero su marido tuvo quince con sus damas de honor oficiales, y, como era costumbre en la monarquía del sol naciente, la emperatriz adoptó a Yoshihito, el hijo mayor de su marido, con una concubina, convirtiéndose así en heredero al trono y en el posterior emperador Taisho. Desde ese momento, Shoken recibió el título de emperatriz viuda. Murió en 1914 en la residencia imperial de Numazu, Shizuoka, y sus restos descansan en Fushimi (Kioto), al lado del emperador Meji. Su alma se venera en el santuario Meji de Tokio, a donde sus descendientes han acudido a venerarla.
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